LA NUEVA

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Después de tomar el desayuno, el doctor Kreizler visitó a la Sra. Carlisle, una fotógrafa de retratos póstumos. La Sra. Carlisle había perdido a su propio hijo cuando solo tenía seis meses y solía darles servicio gratis a familias pobres.

Ambos comentaron la naturaleza de los retratos póstumos, los cuales la mayoría evocan la ilusión de que el niño simplemente está durmiendo, pero las imágenes con los ojos pintados a mano eran una rareza bastante perturbadora. La Sra. Carlisle le informó que sólo había hecho dos de ese tipo en todos sus años de trabajo y que ambas madres se habían quitado la vida.

—El duelo es una herida que a veces nunca cierra —murmuró ella, hablando de espaldas a Laszlo. Luego se dio media vuelta para dirigirse hacia él—. Tengo razón. ¿No es verdad?

Laszlo lo sopesó, como si se hubiera tratado de una hechicera, la mujer se había percatado de su pena. Empezaba a creer que había perdido su don para ocultar sus sentimientos ¿o era que se encontraba con un aspecto deplorable y raquítico?

—Memento mori —musitó.

Había dado justo en el clavo, ¿y si ella era un retrato de su querida y difunta Mary Palmer? Cuando la conoció, algo en Saxa había capturado por completo su atención ¿había sido acaso su historia? Ambas abusadas durante toda su vida, mujeres que habían sufrido pero que jamás se quebraron. ¿Buscaba en ella a Mary?

—Memorias de la muerte.

Esa misma mañana, Sara había preparado a Bitsy para que fuera encubierta como enfermera del Hospital Lying-In, y le aconsejó que trabajara junto a las chicas de la sala.

Ya en la agencia, Sara recibió un mensaje de su nuevo pretendiente, Oggie. Y Libby, la enfermera que trabajaba en el hospital y le había llevado el expediente de Martha, pasó por la agencia para pedir que le devolvieran el archivo. Al ingresar a la oficina de Sara lo primero en lo que reparó fue en las armas que esta tenía exhibidas en las paredes. Después de que hubiese revisado el expediente, la nueva fuente de sus sospechas era Colleen, la última chica que había estado con la bebé Napp.

Más tarde, Sara y Bitsy se reunieron en la capilla del hospital para compartir información. Bitsy había descubierto que el ala de investigación materna era donde mantenían a las amantes de los viejos ricos, pero no había bebés allí, pues el hospital afirmaba que todos los niños habían nacido muertos. Luego, Sara pidió que Bitsy se alineara con Colleen, quien también comenzó como paciente. Sara finalmente le pidió a Bitsy que buscara en el armario de las drogas el veneno utilizado para matar al niño Napp.

Con una nueva persona como principal sospechosa de la desaparición de la bebé Linares, el equipo —excepto John quien se encontraba ocupado por su fiesta de compromiso— se reunió para discutir. Decidieron emboscar al doctor Markoe durante la fiesta para que así no escapara y sacarle información sobre la matrona —quien posiblemente también jugaba un papel importante en toda esa situación—.

Era un buen día en la ciudad de Nueva York, el clima había estado excelente y el sol comenzaba a ocultarse bajo el manto de un hermoso cielo azul que amenazaba con transformarse en una maravillosa noche estrellada y, por consiguiente, ofrecer a la socialité la mejor de las veladas.

Poco a poco, las personas más sofisticadas se fueron reuniendo para la fiesta de compromiso de John Moore y Violet Hayward. No muy lejos del edificio donde se llevaría a cabo dicho evento se encontraba la residencia de los Keim, donde Saxa estaba a punto de enloquecer, a punto de enloquecer ella y su doncella Rose.

—¡Oh Rose! No debí de haberme tomado esto tan a la ligera —chillo arrepentida, pues su dama de compañía le había sugerido mandar a hacer un vestido nuevo para la ocasión, sugerencia que ella descartó, creyendo que podría usar nuevamente el vestido que se había puesto la navidad pasada.

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