[🔪] Buen padre.

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Por ser incapaz de estar despierta por más de tres horas seguidas (por ser la bebé que era aquellos primeros años de mi vida), mis memorias giran en torno borroso principalmente hacia mi madre y nuestros momentos juntas cuando ella me daba de su pecho para alimentarme con su leche, cuando despertaba en el proceso de cambio de pañal o cuando torpemente lograba darme un baño y digo torpemente, ya que, en varias ocasiones me despertó porque accidentalmente casi estuvo a punto de ahogarme o golpearme.

A esas memorias también las acompañan las otras un poco más "excéntricas" donde mamá o papá, a veces los dos juntos, al mismo tiempo inclusive, solían quedarse viéndome fijamente hasta que simplemente me volvía a dormir sin ser consciente de lo perturbador de la escena.

En soledad, mamá esas veces lo hacía al terminar de vestirme o mientras me daba de su leche; su forma de verme en esos momentos variaba entre no expresar casi nada más allá de la curiosidad, otras de manera amorosamente materna, aburrida en ocasiones y preocupada constantemente. Papá, por otro lado... Me miraba cuando se le daba la gana hacerlo. Nunca lo dijo claramente, pero indirectamente siempre me dio a entender más de una vez que si yo tengo recuerdos con él, era por su aburrimiento y pocas ganas de ir y molestar a mamá. Es decir que, para el doctor Masacrik, si esas opciones anteriores no estaban presentes en su mente retorcida e incomprendida, estaba yo, su hija recién nacida a la que a él no le importaba perturbar su sueño y más adelante, también su vida.

-¿Le dolerá?

Es por lo anterior que no pueden culparme de creerlo capaz de pellizcarme lo suficiente fuerte o de más de una vez haberme movido bruscamente de lugar para lograr despertarme y que lo primero que hiciera, -aparte de llorar a la espera de ser consolada como cualquier bebé normal- fuera de abrir mis ojitos infantiles buscando consuelo en él y en su terrorífica mirada de ojos abiertos en par, además de su típica y perturbadora sonrisa de oreja a oreja en una sola línea curvada hacia arriba.

-Tal vez. Pero ella lo olvidará, es una bebé y los bebés como ella suelen hacerlo.

Un recuerdo que puedo dar como ejemplo de esos tipos de despertares, es uno dónde papá me despertó balanceandome cuál columpio en sus brazos de caminó al hospital hasta despertarme entre susto y llantos... Literalmente. Sinceramente y pensándolo detenidamente, no se como nadie en la calle me quitó de sus brazos a los gritos o por lo menos lo regañó y acusó de padre negligente.

Pero ahí estábamos nosotros, aunque no se en que momento entramos, ya que cuando eso pasó seguía sollozando con mis ojos cerrados hasta que una vez que estuve calmada los abrí y no eran los brazos de papá donde me encontraba ahora, eran los brazos de otro hombre. Su cabello era verde, lo que llamaba poderosamente mi atención, más no tanto como para distraerme de mi búsqueda visual por mi progenitor, lo que él pareció notar y por lo mismo se giró conmigo para enseñarmelo: papá estaba ahí, un poco lejos de nosotros, con una enfermera de cabellera rosa frente a él, gritándole no se que, mientras él no hacía nada, solo se mantenía quieto, en silenció y con sus manos en la espalda.

-No te preocupes, bebita. Ellos solo están conversando... creó-Me dio una palmada en el pañal y me dejó en la camilla que estaba junto a nosotros, allí comenzó a revisarme y a anotar algunas cosas en una libreta pequeña con dibujos de osos y corazones.-Eres muy pequeña, ¿sabes? Tal vez naciste antes de tiempo, pero estas muy sana, aún así deberías comer más, ¿bien?-Tras pesarme en una balanza, me cargo de nuevo y me dejó en su regazo, sonriéndome.

Fue ese día donde aprendí a no confiar en nadie, mucho menos en una sonrisa.

Me dio un pinchazo en el muslo derecho, mi primera vacuna.

¿Me la espere? Obviamente no. ¿Me dolió? Si, pero lloré más por el susto que me dio que por el dolor, peor me puse cuando me encontré con la mirada de odio (no hacía mi, aclaró) de papá, que en cuanto me escuchó llorar, corrió a mi rescaté y me cargo en sus brazos, apretandome contra su pecho, mas no logrando evitar que pudiera asomar mis ojos curiosos hacía lo que fuera, o dicho mejor, quien fuera que estuviera detrás suyo.

-¡¿Que le hiciste?!

-Solo le di la inyección que le tocaba.

-¡Mi hija está llorando!

-¡Es una bebé, es normal, Masacrik!

Mientras ellos seguían discutiendo, yo me centraba desde la espalda de papá a ver a la enfermera de rosa con quien había estado discutiendo antes. Ella veía al principio con rabia, pero cuando nuestras miradas se cruzaron, se calmó y se centró en analizarme, como yo hacía con ella.

Sus mejillas... eso llamaba poderosamente mi atención infantil. Eran tan llamativas.

Quería tocarlas.

Y lo intenté.

No se de que manera, pero logré sacar mi mano y la estiré hacía ella de la misma forma en que lo hacia con mamá cuando acercaba su rostro al mío, de la misma forma en que le exigía a papá, -pero con mis dos manos- que me cargará al despertar.

Ella me miró con sorpresa y analizó mi mano, como debatiéndose sobre si tomarla o no, pero justo cuando pareció decidirse, papá se giró sobre sus talones y nos fuimos.

La seguí viendo mientras nos alejabamos por los pasillos del establecimiento. El enfermero traidor de cabello verde estaba a su lado, despidiéndose de mi con una mano, mientras la enfermera de rosa seguía con su mano en la misma posición que puso al intentar tocar la mía.

Tuve que cerrar mis ojos al cruzar la puerta de salida del hospital, la luz del sol todavía era muy brillante para mi, no podía procesarla bien. Y una vez que pude abrirlos, me encontré desenvuelta de mi manta, boca arriba sobre el regazo de papá con él mirándome el lugar donde fui inyectada y un hermoso paisaje verde de fondo.

Eso me gustó.

-Ese idiota...-Murmurraba papá palabras que al crecer les vi algo de ese sentido que ahora me fue quitado.-¿Ya no duele, verdad? No, claro que no. Eres mi hija. Una niña muy, muy fuerte, inteligente, valiente y hermosa, ¡Justo como yo!-Se alago así mismo, lo que no entendía por aquellos años, pero que se volvió muy rutinario en mi día a día al crecer a su lado.-¿Sabes, Malysh? Tu eres mi hija, mi única hija y yo tu padre, el único padre que tendrás en tu vida, al contrario de mi, que no tuve ninguno... Bueno si, si tengo uno, no puedo mentirte. Tengo uno de esos, pero nunca será tan buen padre como el que tienes, ¡Ya lo veras cuando crezcas!-Luego de pronunciar aquello, su expresión "alegré" cambió a una más... oscura. Sus ojos igual, parecían muertos.-Odio al mío, odio a ese hombre tanto que creó que... que si yo, si yo pudiera, lo asesinaria-Dicho eso, de lo cuál (con vergüenza) admito que recientemente soy conciente de lo escalofriante que es, su sonrisa de siempre regresó y me tomó en brazos, sentándome en sus piernas.-¡PEROOO...! Eso no nos pasará a nosotros, Malysh. ¡Tú y yo seremos diferentes, hija! ¡No seré como él, yo haré que me ames completamente! ¡Me amarás mas que a nada y a nadie en el mundo, ya lo verás!

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En la actualidad, lamentablemente, no se siquiera si puedo sentir "algo" por él.

🔪 El padre, la hija y la madre ||PsychocutiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora