2

12 1 0
                                    

Las vacaciones casi terminaban, Monica y Chiara habían regresado antes para estar junto a su amiga. No tenían mucho de que perderse en casa.

Cuando llegaron no fueron directamente a la habitación a buscarla, sabían donde encontrarla.

Cuando entraron a la biblioteca no había rastro de ella en las mesas visibles por lo que se pusieron a buscar entre los miles estantes de libros. Hasta que la encontraron hablando con un chico, sus mejillas estaban sonrojadas, por lo que ambas amigas decidieron darles su espacio.

—¿Crees que es lindo? —pregunto Monica tomando asiento.

—No lo vi bien, pero tiene un cabello bastante lindo. El cabello es importante —asintió— !Ay! Me siento tan feliz de que Rosie al fin conozca un chico. Creí que moriría virgen.

— ¡Ary! —exclamo bajito regañando a la rubia.

—Tú también lo piensas.

—Pero no lo digo.

La rubia volteo sus ojos y tomo el libro frente a ella fingiendo leer.

— ¿Qué hacen aquí? —la voz suave de Rose hizo que levantará su cabeza.

—Venimos a verte Rosie —dijo Mónica sonriente.

—¿Qué pasa con Italia? —miro a la rubia— ¿Tus abuelos? Creí que las vería hasta el final de las vacaciones o eso me aclararon.

—Era una forma de despistarte —sonrió la rubia mientras asentía— Sabemos que no puedes vivir sin nosotras. No queríamos que estuvieras sola.

—Bueno... —alargo la e mientras ladeaba su cabeza— Sola, muy sola que digamos no estaba —comento Chiara.

La pelirroja asintió dándole la razón con una sonrisa pícara.

—¿De qué hablan? —hablo sonriendo un tanto confundida.

—Te vimos con un chico —aclaro Mónica— ¿Quién es?

Rose abrió y cerro su boca repetidas veces, intento hablar pero solo salían tartamudos.

—Nadie —dijo— Él chico solo me ayudó con un libro.

—Asi comienzan los romances —canto Chiara.

Rose rodó sus ojos mientras le extendía el libro que Mónica le pedía. Chiara volvió a sacar el tema del chico, pero una cuarta voz la interrumpió.

—Por si no sabían esto es una biblioteca, aquí se viene a leer, no a hablar.

—Lo sentimos —respondió Rose mirando sus ojos.

Las tres chicas se levantaron tomando sus libros, dirigiéndose a la salida. Cuando se acercaban a la puerta, Rose volteo a ver al chico.

—Tom Riddle puede ser un rarito, pero no le quita lo guapo —dijo Chiara pasando la mano por su cabello rubio brillante.

— ¿Su nombre es Tom Riddle? —pregunto Rose intrigada.

—Si.

—¿Quién es Tom? —le pregunto Mónica a Chiara, ella iba pasos atrás.

Si querías saber algo, algún chisme en Hogwarts. Chiara Valesco era la primera en enterarse. La italiana sabía todo de todos, hasta sus más oscuros secretos sin revelar. Era una chismosa de primer nivel así la llamaban Rose y Mónica, ella prefería el termino comunicadora compulsiva.

—Tom Marvolo Riddle —dijo entrando a la sala común, no había nadie— Diecisiete años, huérfano.

—¿Huérfano? —pregunto Rose.

—Yep —tomó asiento al lado de Mónica subiendo sus piernas encima de las de la pelirroja. Rose se sentó frente a ellas cruzando sus piernas— Su madre era una bruja y su padre era un muggle.

—Es mestizo —afirmo— ¿En Slytherin? —se encogió de hombros.

—Su madre es Merope Gaunt, ella estaba loca —dijo confundiendo a las chicas— Su padre Tom Riddle Sr. estaba casado con una muggle, pero Merope estaba enamorada de él, así que le dio una poción de amor fue lo único que causó su amor y de allí nació Tom. Ella murió poco después y él señor Riddle volvió con su esposa cuando el hechizo paso. Tom fue criado en un orfanato muggle, hasta que entró a Hogwarts. Es un alumno en excelencia.

—¿Cómo sabes todo? —pregunto Mónica.

—El profesor Slughorn es amigo de mi padre. Digamos que no controla el alcohol —suspiro— Le contó a mi padre el alumno estrella que es Tom y termino por contar toda su historia familiar.

—Es huérfano.

—¿A quién le importa?

—¡Chiara! —la regañaron.

—Esta bien, Tom es un alumno brillante, que trágica historia familiar apuesto que tiene daddy issues, es lindo. Pero es raro, ¿okey? No tiene amigos, pasa todo el tiempo solo y en el área prohibida. Es rarito.













































































Otra vez estaba frente a ella, sentado en la mesa frente a ella, pero no le dirigia la palabra. No desde aquel día. Mañana sería el último día de vacaciones, los alumnos volverían.

No había dejado de pensar en sus ojos oscuros, que la última vez que los vio bien eran un poco más cafés que oscuros.

Tampoco dejaba de pensar en su historia familiar, era bastante triste y descabellada.

Por una parte Chiara tenía razón, Tom pasaba el mayor tiempo solo. No convivía con mucha gente y pasaba todo su tiempo en la biblioteca.

Una parte de Rose quería sentir simpatía y hablar con él un poco más. Pero sentía vergüenza y tal vez sería un poco raro.

Podía sentir su mirada algunas veces y ella solo podía refugiarse dentro de sus libros.

La mirada de Tom era bastante imponente y seria, lo que a veces causaba escalofríos y nervios en su cuerpo.

Bajo el libro para tallar el punte de su nariz encontrándose con esos ojos oscuros mirándola fijamente.

El abdomen de Rose se contrajo aguantando la respiración, mientras su mente comenzaba a dar vueltas, imaginándose cualquier tipo de cosas. Una sonrisa en los labios de Tom hizo que Rose se removiera en su asiento sin romper el contacto visual.

No sabía porque no podía dejar de pensar en él y en como se sentiría si la tocaba sobre esa mesa.

Sus mejillas estaban rojas del calor y la vergüenza, aunque bueno no es como que estuvieran en su cabeza...

Pero aún así, no podía dejar de pensar en eso mirándolo fijamente.

En realidad quería que la tocará sobre esa mesa.









































user en tik tok: therblack.writer

destructive love ; tom riddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora