¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Al día siguiente me preparé nuevamente para las pruebas de hoy, porfin podría elegir que quiero ser en los mandos, aparte de que me dirán quien me eligió para estar a su servicio.
Nerviosa me preparé y me puse una ropa ligera, nos llamarían para ir con los heraldos que nos eligieron y verlos cara a cara para que nos revisen y prueben si nuestro método de pelea es eficacia.
Al salir de mi habitación noté como ya había gente saliendo de su habitación ya preparada para salir y presentarse, me inquieté un poco por la gran cantidad de gente, no suelo estar acostumbrada a estar en medio de todo ya que prefiero pasar desapercibida de los demás.
[...]
Ya estaba en frente, a lado mío había más candidatos como yo, había elegido a ser una miembro libre, osea, ni maga cicin ni doncella de espejo, me hicieron pruebas y me eligieron como recluta solitaria, osea, como una encargada general.
- Bien, ahora explicaremos que haremos ahora, enseguida vendrán los grandes heraldos, y eso significa que van a ver como ustedes se desarrollan en la hora de pelear y defender - explicó un teniente, al parecer era una especie de "capitán" para los nuevos.
Simplemente todos los que escucharon asintieron con un fuerte; "¡Sí!" menos yo, no sabía que había que hacer eso, por un momento se sintió muy callado, tanto que se me hizo incluso algo incómodo a mí parecer.
- ¿Quién eres tú y por qué tan callada? - me pregunta el gran hombre dirigiéndose a mí dando pasos amenazantes, por lo que me enderezo para contestar.
- No tenía la idea de que debía de responder - expliqué sin ningún rodeo, en verdad estaba nerviosa, me daba vergüenza estar hablando yo sola mientras me escuchan todos.
- ¡No seas ordinaria, ¡Respondeme con más respeto! - me gritó enfadado, tanto que se le ocurrió que patearme tan fuerte hasta casi caerme era una buena idea de humillarme, no reaccioné simplemente me carcajee un poco de su reacción tan defensiva.
- ¡¿De qué carajos te ríes?! - me pregunta nuevamente gritando, le devuelvo la mirada con una pequeña sonrisa y niego para no responder.
- Nada, perdone, simplemente no entiendo porqué tiene que llegar a hacer un teatro. - respondo sin interés, ya quería que acabara esto.
