Capítulo 1.

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El sol ardiente se reflejaba en las aguas tranquilas del lago que rodeaba al pueblo de Heemang, pintando destellos dorados sobre su superficie. Aquel lugar estaba apartado, desconectado del ajetreo y el bullicio de las ciudades modernas. Solo se podía acceder a través de la vía marítima o por aire, y el único vínculo con el mundo exterior era un viejo teléfono instalado en las oficinas de la antigua iglesia del pueblo, supervisado por Lee Minhyuk.

Heemang albergaba a familias arraigadas en tradiciones y legados centenarios, personas a las que simplemente les interesaba sobrevivir sin lujos o modernidad. Entre ellas destacaba la familia Moon, el patriarca de la familia, Moon Sungkeun, había sido una figura respetada en Heemang. Tras la pérdida de su primera esposa al dar a luz a su primogénita, Moon Chaewon, el dolor se arraigó en su corazón. Sin embargo, un año después, encontró la esperanza en un segundo matrimonio, quien lamentablemente, también falleció al dar a luz s su segunda hija, Moon ByulYi.

La vida siguió su curso en la hacienda Moonshine, con Chaewon y ByulYi creciendo entre los vastos campos y los aromas embriagadores de agave. Pero la tragedia golpeó nuevamente cuando el destino, veinte años después, decidió llevarse la vida de Moon Sungkeun dejando a ambas hermanas solas. Chaewon asumió el peso de la responsabilidad de la hacienda, mientras que ByulYi, apenas había emprendido un viaje universitario en Europa.

Chaewon, aferrada no dejar desprotegida a su hermana menor, instó a ByulYi a permanecer en Europa para completar sus estudios, creyendo que era lo mejor para el futuro de su pequeña hermana mientras ella se quedaba en Corea para levantar la hacienda de su padre. Por su parte, ByulYi encontró consuelo en la esperanza de que algún día, Chaewon y ella estarían juntas nuevamente para enfrenta la vida que les esperaba.

El sol caía sobre el pueblo de Heemang en un resplandor dorado, pintando los campos de agave con tonos cálidos y llenando el aire con un aroma a tierra y a nostalgia. Las calles de piedra estaban tranquilas, apenas perturbadas por el murmullo de los habitantes que se dirigían a sus quehaceres diarios.

En el corazón del pueblo se alzaba la imponente figura de la vieja iglesia, un edificio de piedra centenario que servía como centro de reunión y punto de referencia para todos los habitantes de Heemang. En su interior, en una pequeña oficina trasera, se encontraba Minhyuk, un hombre amable de cabello castaño y ojos chocolate, encargado de supervisar las comunicaciones del pueblo.

El zumbido del fax resonaba en la habitación mientras Minhyuk revisaba algunos documentos, sumergido en sus pensamientos. De repente, el sonido estridente del teléfono cortó el silencio, sacándolo de su ensimismamiento. Con un suspiro, levantó el auricular y lo colocó junto a su oído.

— ¿Hola? —dijo con voz calmada, esperando la voz del otro lado.

— ¿Minhyuk? —una voz femenina, suave y ligeramente aterciopelada, resonó en el auricular. Minhyuk sintió un cosquilleo de emoción recorrer su cuerpo al reconocer la voz.

—Sí, soy yo. ¿Quién habla?

—Es Moon ByulYi. —respondió la voz al otro lado.

El corazón de Minhyuk dio un vuelco de sorpresa y alegría al escuchar ese nombre. Moon ByulYi, la hermana menor de su amiga Chaewon, había sido su compañera de juegos en la infancia, antes de que ella partiera al extranjero en busca de conocimiento y experiencia. Durante años, había anhelado noticias suyas, preguntándose cómo le iría en sus aventuras por tierras lejanas.

— ¡ByulYi! —exclamó Minhyuk, casi tartamudeando por la emoción. — ¿Cómo estás? ¿Cómo te ha ido en Europa?

—Me ha ido muy bien, Minhyuk. —la voz de ByulYi sonó radiante al otro lado. —Acabo de graduarme con honores de mi carrera en Finanzas y Negocios Internacionales.

❝La Mentira❞ ❲moonsun❳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora