𖹭 . 𝖼𝗎𝖺𝗍𝗋𝗈

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—No no, hasta que llegue el día que tengamos que hacer ejercicio —no quiere decir que iban a tener relaciones sexuales porque sólo quiere verlo como un trámite. Las películas que siempre le enseñaba que al momento de tener relaciones sexuales las personas involucradas iban a terminar enamoradas terminaron en falsedades, porque no siempre era eso.

Tragó saliva más fuerte al sentir a Sunoo menear sus caderas en su miembro, rozando sus cuerpos. De verdad se sentía demasiado bien, tan bien que Riki abrió su boca al sentir sobre su pantalón la humedad del menor, sintiendo los pliegues sobre esa ropa. Gimió cuando volvió a sentir el movimiento igual de fuerte, y ahora esas manos bajaron hasta donde estaban esas traviesas caderas, impulsando a moverlas como antes.

—¿Puedo? tus manos no te obedecen —no recordaba la voz de Sunoo tan seductora de ese modo, no era así, pero le gustó como su voz salió ronca, tanto como le gustó sentir la lengua del menor en su cuello y sus labios atrapar la piel de ahí, succionando levemente.

—Sólo no intentes meterlo todo.

El menor sonrió porque el mayor había cedido a sus encantos, caminó hasta su cama, agarrando un cojin para ponerlo en el suelo y arrodillarse en él, frente a donde Riki estaba sentado. Puede que había soñado eso, pero solo una vez en su vida y fue cuando estaba caliente de ver esos vídeos que nunca había visto. Miró a los ojos al castaño, quien alzó su ceja y su barbilla comenzó a temblar, indicándole que estaba nervioso.

—No estés nervioso —un beso sobre la tela, que hizo a Riki temblar y levantar levemente sus caderas, sacando leves suspiros, y eso que seguían teniendo ropa—. Te prometo que te va a encantar.

Ambas cabezas comenzaron a doler para Riki, una porque ya estaba duro y la otra porque quería pensar otra cosa que no fuera que el amor de su vida le iba a hacer una mamada. Ya estaba seguro que le iba a encantar, porque iba a venir de Sunoo, y todo lo que viniera de él le encantaba, fuera pequeña cosa.

Elevó sus caderas para que el menor pudiera quitar ese pantalón de chándal, y volvió a alzar una sonrisa tierna cuando notó el bulto entre la tela azul rey, uno grande. Sus manos se dirigieron a él y lo volvió a besar, tensando el cuerpo de Riki.

—Tan grande, tan mío —no servía para el mayor que su mejor amigo le estuviera diciendo eso, porque sentía su miembro palpitar de placer y lo último que quería era hacerle saber a Sunoo que su toque lo ponía duro, y así de duro. —¡Está palpitando!

—¡No... grites! —Riki acaricia la cabeza del menor, incitándolo a alejarse de su falo pero el otro seguía ahí, sonriendo. No sabía que le gustaba ese ángulo de Sunoo, donde estaba junto a su pene, acariciándolo. —Sólo hazlo, ya me tengo que ir.

Suspiró cuando sintió el frío golpear su miembro, que había sido liberado, pero sintió que su respiración se cortó al momento que sintió la mirada fuerte de Sunoo en él, que tenía su boca abierta, la cerró para tragar saliva, y la volvió a abrir, haciendo a Riki cerrar sus ojos para evitar ponerse más ante la tierna imagen de su mejor amigo viendo su miembro duro, que falló porque el menor relamió sus labios y sus dedos fueron hasta la punta rojiza, acariciándola con su índice.

Hacía círculos con él, y después con su pulgar comenzó a jugar con el líquido pre-seminal que salía de ahí, expulsando una pequeña risa. La punta rojiza del miembro brillaba por el mismo líquido que brotaba de ahí, y sus manos se aferraron a la silla cuando sintió los labios de Sunoo dar un piquito ahí, haciéndolo gemir levemente.

—¿Cómo te masturbas? —su dedo índice y medio comenzaron a masajear la punta, y Riki como pudo alcanzó papel del escritorio, agarró una noble cantidad, y se apartó levemente del menor para mostrarle.

Con el líquido pre-seminal que se hallaba en la punta comenzó a acariciar todo el tronco, y también a deslizar su muñeca en movimientos suaves pero rápidos, sacando suspiros calientes de su boca qué maldecía levemente. Jamás pensó que se estaría masturbando frente al chico de sus sueños, quien tenía un rostro concentrado ante las acciones del mayor. Las pequeñas manos apartaron las de Riki, y su boca fue hasta la punta, dejando saliva para poder hacer la acción mejor.

Las manos calientes del menor se sentían mil veces mejor que sus manos frías, la boca tibia de Sunoo recibía la punta casi con felicidad, y los ojos de Riki se dirigieron hasta esos labios que apresaron su miembro, y quiso gritar cuando sintió esa lengua envolverse en la punta rojiza, abrazándola en calor.

Reviró sus ojos, soltó una leve maldición, y se apoyó por completo en el respaldo de la silla, dejando que el menor recibiera su miembro con alegría.

Se notaba la inexperiencia del otro, pero aún así se sentía como el cielo para el mayor, que pensó que Sunoo siempre sería mejor ante cualquier persona.

Recordó su primera vez, con un padre de familia que tenía experiencia con su lengua, pero no se le podía comparar con el toque inocente del menor. Nada se le podría comprar a ser tocado por la persona más especial de tu vida, y Riki lo comprobó.

Sintió su respiración entrecortada cuando sintió las muñecas de Sunoo moverse en su tronco, de arriba a abajo, sacándole varios suspiros y quejidos que no quería callar, pero debía. Mordía su muñeca para evitar soltar maldiciones y sentía la boca de Sunoo recibir su miembro, qué ahora metió leves centímetros más para volver a intentar enrollar su lengua en el, y Riki maldijo alto cuando vio y sintió la cabeza del menor moverse en el mismo movimiento de sus manos, arriba y abajo, succionando, el cielo para el castaño.

Se relajó, cerró sus ojos, y se dispuso a disfrutar del trabajo que le estaba haciendo el menor. Y pensar que hace minutos se estaba negando a eso, se alegró de no haberse ido. Completamente apoyado en el respaldo de la silla y con la mitad de su miembro en la boca del menor, que se movía rápido, estaba relajado, ahora sí. Pensó en las ventajas que tendría hacer ESO con Sunoo, y sonrió con el comentario de su mayor.

"Aprovecha su calor", lo que estaba haciendo justo ahora.

Quería gritar el nombre del chico que le estaba haciendo la mejor mamada de su vida, quería que esas cuatro paredes lo escucharan, quería que su madre escuchara lo bueno que era su hijo en su primera vez, pero siguió mordiendo su muñeca para evitar soltar esos gemidos.

No quiso mover sus caderas para impulsar al menor a seguir con más, y jamás lo haría, pero le encantaría follar esa boca. En esa faceta pervertida estaba admitiendo lo sucio que podía llegar a ser si seguía así, y realmente pensó si era eso lo que quería, cosa que aseguró en menos de dos segundos cuando sintió la sensación fuerte en su vientre y levantó levemente sus caderas, viniéndose en la boca del menor, que tenía rastros de saliva y semen saliendo de ahí.

—Escúpelo si quieres, no es...

Sunoo lo había tragado con sus ojos cerrados, y luego volteo a ver a su mayor, sin fijarse que su rostro seguía teniendo rastros de líquido blanco.

—¿Lo hice bien, hyung? ¿Te gustó?

Riki con el papel que había obtenido antes limpió el rostro del otro, y le sonrió.

—Sí, muchas gracias por eso —¿por qué agradeció? ni él sabía, pero alzó una media sonrisa al ver a Sunoo sonreír cerrando sus ojos, sus mejillas rojas, y sus labios algo hinchados. Tragó saliva con dificultad, tratando de no ponerse duro nuevamente—. Creo que me tengo que ir.

—¡No, quédate! —unas manos rogonas en su brazo que estaba subiendo sus pantalones, y vio ese puchero. Se sentó en la cama del menor con esa media sonrisa, y Sunoo volvió a reir. —Eres el mejor, ¿sabías? —un beso en su mejilla y prendió la tele que tenía en su cuarto para verla ambos, y Riki no pudo borrar de su memoria lo que había pasado ese día.




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holi, para los que se querían unir a mi canal, ahora no voi a poder pasarles el link pq ya no están los dms.. pero les dejo el link en este cap, no le sé al wattpad así q si se quita ya dsp veo como pasarlo

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──    𝖽𝗂𝖾𝗍 𝗈𝖿 𝗌𝖾𝗑   ୨୧   𝘀𝘂𝗻𝗸𝗶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora