𖹭 . 𝖼𝖺𝗍𝗈𝗋𝖼𝖾

354 43 13
                                    

—Tengo frío. — Riki comentó, Sunoo asintió, separándose de él y sentándose en su asiento, subiendo sus bragas y subiendo su short, arreglándose, tratando de evitar pensar en lo que había pensado hace unos minutos.

Riki comenzó a abotonar su jean, y puso sus manos en el volante, metiendo el preservativo desechado en una bolsa improvisada para tirarla luego, y volteó a ver a Sunoo. Tragó saliva, y suspiró.

—Entonces, a tu casa.

—Sí, sí. — Volteó a ver la radio, seguía siendo temprano, pero ya había anochecido. Sólo apretó sus piernas, apartó los cabellos de su rostro, y lo miró—. Entonces, creo que no lo haremos hasta dentro de otros meses.

—Tal vez, acordamos que sólo sería una vez al mes y las otras ejercicio real.

—Tener sexo es ejercicio real. — Riki prendió la calefacción, y suspiró, riendo, pero negó.

—Como digas. — Su mano en la palanca para poner el carro en reversa y salir del estacionamiento de ese muelle donde habían tenido relaciones sexuales. No decían nada, sólo dejaban que la música sonara en el camino.

Y realmente Sunoo sabía que si hablaba diría algo que incomodaría más la situación. Mordía sus labios de manera inconsciente, tragaba saliva con fuerza, y volteaba a ver a su mejor amigo que sólo veía al frente, concentrado en la carretera para llegar bien a casa.

Hizo una mueca, pensando en lo que acababa de suceder. Mientras veía a su mejor amigo al momento de tener intimidad en su carro, sintió las ganas de besarlo más fuertes que nunca, y no es que las haya sentido antes.

Él sabía que no las había sentido, que esos impulsos de besarlo mientras hacían algún trabajo era porque tenía curiosidad sobre besar sus labios, para saber qué se sentiría besar a su amigo.

Sólo era eso, curiosidad.

—Sunnie, ya llegamos. — Y el menor sólo frunció su ceño al ver su casa, y sonrió, volteando a ver a su amigo —¿Estás bien?

—Sí, sólo que tus diez pulgadas me llegaron al cerebro. — Riki rió, y después relamió sus labios — ¿Bajamos?

En cuanto bajaron y entraron a la casa, Sunoo gritó avisando que había llegado. Su madre bajó corriendo, sonriendo al ver a Riki. Segundos después bajó su padre, ambos riendo.

—Riki, ya alistamos tu pijama y el cuarto de Sunnie ya está listo para que puedan subir a dormir. — Inyeop habló, abrazando a su esposa y besó su mejilla —Tu madre habló para saber si iban a dormir aquí, así que, todo listo.

Y Sunoo rió, negando con la cabeza al ver a sus padres sonreír tan felices porque su mejor amigo se iba a quedar en casa. El menor los abrazó y besó sus mejillas, saludando.

—Vamos a dormir.

Y desde el momento que comenzó a considerar que su mejor amigo era ardiente, todo su día se estaba perdiendo porque en cuando menos se daba cuenta, ya estaba acostado viendo el rostro adormilado de Riki que lo veía con una sonrisa.

—¿Crees que está bien lo de tener relaciones?

—¿Ya te estás enamorando de mí?—Preguntó Riki, no tan en tono de broma, porque sus ojos se abrieron para verlo y poder analizar su rostro de una manera atenta. Su vista viajaba de sus labios a su nariz, y después a sus ojos —¿O qué?

—No, es sólo que... nada, pensé que tú eras el enamorado de mí. — Una sonrisa triste por parte del mayor, considerando realmente sobre qué decir de eso, sobre confesarse al menor en esa noche después de tener intimidad.

Relamió sus labios, apretó sus puños, y suspiró.

—Eres mi mejor amigo, Sunoo, aparte, a ti te gusta Sunghoon. ¿Qué no es por él que quieres adelgazar? — Le tocó el hombro, riendo, y el mencionado miró la barbilla de su amigo, tragando saliva. Su vista subió, se acercó a sus labios y dejó un pequeño piquito ahí, dejando a un sonrojado Riki que sólo lo miraba sorprendido —Sun...

—¿Te gusta Jungwon?

—¿Por qué me besaste?

—No lo sé, sentí el impulso. ¿Te gusta Jungwon?

—Lo acabo de conocer, Sunnie. ¿Por qué me gustaría? —Sunoo sólo mordió sus labios al recordar que al rubio si le gustaba su mejor amigo, y volteó —¿Te sientes celoso de él?

—No, ¿por qué me sentiría celoso de él? —El mayor sólo negó, riendo, y se recostó mejor en su almohada, viendo a Sunoo a los ojos —Riki, tengo frío, abrázame.

—Como usted ordene, mi rey. —Sunoo rió ante el comentario de su mejor amigo, y se ladeó para esperar un abrazo del mayor, que lo hizo.

Sus manos sostuvieron su pequeña cintura, y después sintió el calor corporal del otro en su cuerpo. Suspiró, tierno, y su cabeza terminó en su pecho.

—Hyung, buenas noches.

Riki lo abrazó más fuerte contra su pecho, haciendo el corazón del menor latir hasta casi salir de su boca. Sólo se acercó más a su cuerpo, pegó su trasero con fuerza a la entrepierna del más alto, y escuchó un gemido.

Podría provocarlo más.

Comenzó a restregar su trasero en su entrepierna, pero sólo lo escuchó suspirar, acercando más su cintura a su cuerpo, y comenzar a restregarse también pero con timidez. Sentía el vaivén lento, pero después de unos minutos, pararon.

—Sólo hay que dormir y en unos meses volvemos a hacer eso.

Y aunque Sunoo no quiso pensar, se entristeció por eso, pensando en que ya sólo podría pasar a ser sólo su mejor amigo y no más su amante por esos meses, pero luego recordó que él había sido el que acordó lo de los meses.

Sólo suspiró, se separó un poco del cuerpo contrario, pero no dejando de abrazarlo. Se acercó un poco más, pero no de esa manera sensual, y volteó a verlo por completo. Su mano se posó en su hombro, acariciándolo.

—Buenas noches, Sunoo. — Una sonrisa del contrario, que volvió a besarlo, tomando al mayor por sorpresa —Sunoo, los amigos no se besan en la boca.

—Lo sé.

—¿Y por qué lo haces?

—Porque me gusta besarte, Riki, y me gustaría que tú también lo hicieras.

Y el castaño abrió su boca, impactado por sus palabras.





———————

──    𝖽𝗂𝖾𝗍 𝗈𝖿 𝗌𝖾𝗑   ୨୧   𝘀𝘂𝗻𝗸𝗶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora