𖹭 . 𝗈𝖼𝗁𝗈

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૮₍ っ . < ₎ა
ᡣ𐭩  diet of sex  !!

—¿Terminaste? —Riki asintió rápidamente, viéndolo a los ojos, sonriendo. Poniéndose su camisa y pantalón, intentó arreglarse al mismo tiempo que veía a Sunoo intentar levantarse de la cama, batallando levemente.

—Deja te ayudo...

—Por favor, me duelen las piernas —rió levemente al comentario del menor, y comenzó a vestirlo rápidamente, poniéndole cada una de sus prendas. El sentir la piel caliente de Sunoo, tocar su aterciopelada piel levemente, más con lo que acababa de pasar, todo fue el cielo para Riki, que la sonrisa jamás se le iba a quitar del rostro.

—¿Qué le dirás a tu mamá? —las sábanas estaban siendo retiradas para que Sunoo las hiciera bola y las cargara con una mano, y después lo vio.

—Que no puedo mover las piernas porque me hiciste estirar muy fuerte, estilo mariposa y casi me rompes una pierna —se le acercó, y lo besó. Sí, ese era el mejor día de Riki, definitivamente nada, nada en la vida podría superarlo. Le sonrió al menor, alegre, y después dispuso a arreglarse a él, desde eliminar el sudor de su cuerpo, a arreglar su cabello.

—De acuerdo, ¿y de la sábana?

—Que estabas comiendo frituras y se te cayó una salsa que tenían esas cosas, manchando mi cama.

—¿Por qué todo yo?

—Porque mi mamá te ama, así que cualquier cosa que hagas a ella le encanta, sea o no sea buena —leves caricias en su mejilla izquierda, y después sale de la habitación, bajando las escaleras en pequeñas maldiciones que Riki encontró graciosas.

El preferiría que Sunoo se acostara a su lado, abrazarlo y cuidarlo por más de dos horas para que pudiera caminar bien después, pero al parecer no pudo. Y podría.

Estaba trabajando últimamente en la panadería familiar y recibiendo la justa paga, así que él podría pagar un hotel o por lo menos, un motel para poder compartir un momento especial con el menor. Quería hacerlo.

Tomó su mochila, bajando, y se encontró con la señora Kim cortando algunas verduras para ponerlas en un sartén. En cuanto se vieron, se sonrieron, y la mamá de Sunoo lo abrazó con tanta fuerza que el castaño sentía que no podía respirar, pero aún así anhelaba ese abrazo y recibir uno todos los días.

Su madre no lo abrazaba mucho ya que ella era muy seca y distanciada. No sólo era así con su hijo mayor, era así con toda la familia. Riki jamás había visto a su madre abrazar a alguien, o decir un 'te amo', no comprendía cómo es que su papá seguía casado con ella, él siendo tan sensible y sentimental.

—¡Riki, hace años que no me saludas como se debe! —un beso en su mejilla, y la señora lo acarició. Bajó el fuego de la estufa, y sentó a su menor en la mesa, viéndolo con alegría. —¿Cómo estás?

—Hoy estoy de tan buen humor, que nada, lo juro, Jiheon, nada podrá hacerme sentir mal.

—¿Sunie se te declaró? —o tal vez solo eso. Riki dejó de sonreír al mismo tiempo que negaba, y la señora Kim solo suspiró, como si estuviera cansada. —De verdad que mi hijo es tonto y ciego como para no notar el amor que tú le tienes, ¿por qué mejor no te le declaras tú?

Era algo gracioso el recordar cómo la mamá de Sunoo descubrió la condición de Riki, sus preferencias sexuales y el tierno amor que le tenía a su hijo. En una alberca. Cuando invitaron al mejor amigo de su hijo a la primera reunión familiar, Jiheon notó esa mirada que el castaño tenía sobre su pequeño, el cómo lo cuidaba y sobre todo, cómo lo ponía ante todo, y lo de su condición... un pequeño accidente donde se vieron involucrados los pantalones cortos de Riki y las torpes manos de la mayor.

—No tengo el coraje.

Jiheon juntó las palmas de sus manos, y apuntó al cielo.

—Señor todopoderoso, tú que todo lo ves, por favor guía a mi hijo por el camino de la sabiduría y que note el tierno y puro amor que le tiene Riki, tú que estás en los cielos, ayúdanos, amén.

—Ji-

Una palma, silenciando al menor.

—Santa María, madre de Dios, tú que eres madre, por favor, ayúdame a guiar a mi hijo por el camino correcto del amor y sabiduría eterna, tú que eres madre ayuda a Riki a tener coraje, dale valentía a su corazón y razonamiento a su mente, tú que eres madre, ten piedad por nosotros —sus manos guiando de su cabeza a sus hombros y después a sus labios, y después vio al menor—. ¿Qué decías?

—Amén —hizo la misma acción de la mujer, que sonrió.

—¿Mi dulce Sunoo se ha acercado a Sunghoon? —el castaño asintió, viéndola a los ojos. —Dios, ¿por qué es tan tonto y se fija en personas que solo le hacen mal?

—Escuché que Sunghoon dijo que saldría con Sunoo si él bajaba de peso, no sabe la furia que tengo desde ese día. Si de verdad estaría dispuesto a salir con Sunoo que lo haga ya, no puede pedirle eso a una persona —Jiheon asintió, tomando sus manos.

—Sé que la furia vive en tu cuerpo al saber que hay gente que dice que el cuerpo de Sunoo es feo solo porque 'está subidito de peso', pero Riki, la violencia no es una opción —ladeó su cabeza, viéndolo a los ojos—. Sé que te metes en cada pelea solo para defender a Sunie, pero no dejes que la furia te gane, corazón.

—Es sólo que, el saber que hay gente que se puede burlar de Sunoo solo por su cuerpo, me llena de furia.

—Dímelo a mí, soy su madre —escuchó que la mujer tronó sus dedos. —¿Qué es lo que más te gusta de mi Sunie?

—¿A qué vino eso?

La mayor alzó sus hombros, pero sonrió.—Jamás te he preguntado —Riki asiente.

—No hay nada de Sunoo que no me guste, todo de él me parece perfecto —un suspiro de ambos.

—Es un chico tan hermoso, ¿verdad?

—Sí.

—Los genes hicieron bien su trabajo —el menor rió, viendo a la madre de su mejor amigo —. Aquí viene Sunoo, hay que fingir una conversación... ¡Ah, Riki, me alegra que te esté yendo mejor en mate ahora que Sunoo es tu tutor!

—¿Cómo lo sabe? — preguntó en un susurro, y la otra le guiñó un ojo.

—Sunie me cuenta todo, corazón.







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──    𝖽𝗂𝖾𝗍 𝗈𝖿 𝗌𝖾𝗑   ୨୧   𝘀𝘂𝗻𝗸𝗶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora