One Piece: Voluntad

26 El Festival Comienza II (R-18)

Ella continuó dando información y consejos, diciéndole que usara el mar como una herramienta, ya que pensarían que tenía una fruta del diablo, dijo que es más que probable que estuviera luchando contra todos ellos al mismo tiempo una vez que se dieran cuenta de la amenaza que era.

Al final de la conversación, terminó su botella y abrió una nueva.

"Confío en que lo harás bien. Puede que no nos volvamos a ver de inmediato, ya que estaré huyendo con Shanks al otro mundo en lugar de volver al paraíso. Pero sé que estarás bien".

"Mamá..."

"¿Quieres un poco?" Ella le entregó la botella de la que estaba bebiendo, Veyron echó un vistazo a la punta con la que sus labios habían estado en contacto y decidió tomar un sorbo.

Mihawk sonrió: "Siete años... no deberías estar bebiendo".

*¡SNORT! *

"¡Me ofreciste el-!"

Antes de que el regaño saliera de sus labios, ella los tomó de una manera bastante impaciente. Se dio cuenta demasiado tarde cuando sus instintos tomaron el control y las manos de Mihawk también comenzaron a soltarse, desabrochando su camisa.

Era todo lo que siempre quiso de un beso... el ambiente que quería con la persona que le gustaba. Su beso duró mucho más, sin lengua involucrada pero rebosante de pasión, pudo probar el vino y su saliva mezclándose en un afrodisíaco que amenazaba con perder su mente.

No había ni la más mínima pispa de deseo de ella de siquiera intercambiar palabras. Él había estado buscando esto, y ella también.

Antes de que Veyron supiera que su camisa ya había sido descartada y ella estaba tratando proactivamente de arrancarle los pantalones.

"Mamá, más despacio..." Él no quería que ella rompiera la ropa que le había dado hoy.

En lugar de reducir la velocidad, Mihawk abrió su top, y sus orbes rebotaron fuera de control, lo que lo atraía. Ella tomó sus manos y las colocó en sus pechos.

"Apretalos, juega con mis pezones de nuevo".

!!!

Se sintió sin aliento por lo proactiva que estaba siendo, era como si las cosas hubieran cambiado por completo y antes de darse cuenta estaba en la cama con la espadañín besándole brutalmente el cuello y por todo el cuerpo, reflejando técnicamente lo que había estado haciendo en ese momento.

"Ahora que sé que no tienes un niño de corazón puro de siete años, no necesito contenerme, ¿verdad? ~"

¡Sh*t!' Se dio cuenta de que esa era la razón por la que ella estaba siendo tan abrasiva, a diferencia de la primera vez que se acostó sumisamente y le permitió hacer lo que quisiera.

"Espera, puede que no tenga siete años, ¡pero sigo siendo de corazón puro!".

"Cállate".

"..."

Se encontró respirando peligrosamente, clavado en la cama con cualquiera de sus brazos a un lado de su cabeza, los orbes de Mihawk flotando sobre él, queriendo algo de atención y amor. Sus ojos ya habían cambiado a la forma de los corazones y la obsesión, no era una noche de control para él.

Mihawk miró a su hijo, la misma cara con varias características que cambiaron a lo largo de los años. La misma convicción y amabilidad. Él era el único chico/hombre que la haría sentir placer en cada situación.

Cada vez que leía sus periódicos, sentía alegría al saber que él estaba allí, viendo y haciendo sus propias cosas, su presencia se sentía cálida como nada que ella hubiera experimentado.

Cada vez que intercambiaban espadas, ella sentía su pasión y progreso... era agradable saber que había elevado el nivel de esa espada con su propia experiencia.

Cada vez que compartía la cama con ella, se sentía como algo que nunca antes había sentido, una mujer.

"¿Con el corazón puro? Esa noche hiciste todo lo que querías... Te permití hacer lo que quisieras. Desataste un nuevo placer en mí... esa sensación adictiva cada vez que me lamías allí abajo, y que... que... sentía que mi cabeza iba a explotar".

Él tragó audiblemente, ella estaba hablando de esos momentos en los que culminó impotente bajo su juego de lengua.

"Ya me dolía la posibilidad de no sentir esto durante varios años" Se inclinó para darle un ligero mordisco en los oídos, "Pero tenías que ser un chico travieso y seguir a mamá hasta aquí, ¿verdad? ~".

Veyron se mordió los labios con dureza, sintiendo la emoción por todo su cuerpo y, sin embargo, "esa" parte, se levantaba pase lo que pase porque aún no era el momento. No importaba lo adulto que fuera, este todavía era un cuerpo de siete años.

"Puedo hacerte sentir bien... como mi castigo" Sonrió lindamente y Mihawk se rió audiblemente como si hubiera escuchado el mejor chiste hasta ahora.

"¡Jajaja! Eres muy gracioso, hijo. No, como castigo te vas a acostar allí y me vas a dejar hacer lo que quiera~ Vas a tocar cuando te lo diga y lamer cuando te lo diga".

Mihawk se puso de pie, para Veyron esta vez fue diferente... la luz de la habitación estaba oscura pero correctamente iluminada, a diferencia de esa noche en Rusukaina. Podía verlo todo.

Mihawk desechó su ropa de forma seductora y la tiró a un lado en los barriles de vino. Su cuerpo desnudo en todo su encanto estaba entonces presente para que él lo digiriera. Consciente en el fondo de que esta mujer ya era suya... solo esperando a que la reclamaran.

Mihawk se ató el largo pelo negro en una cola de caballo, caminó hacia el lado de la cama con todos sus activos rebotando por todas partes y tomó la botella de vino de la que habían estado bebiendo.

"Abre la boca y saca la lengua".

Él hizo lo que ella ordenó porque era una orden, nada menos.

La señora luego dejó que el vino cayera en su boca y Veyron se lo tragó instintivamente. Mihawk frunció el ceño, molesto.

"No te lo tragues".

"Sí..."

Ella lo hizo de nuevo, y esta vez Veyron gimió en la posición incómoda. El vino estaba en su boca, cayendo dentro de su garganta, pero no podía tragarlo.

Mihawk dejó la botella a un lado y se quitó los pantalones, los calcetines y la ropa interior. Dejando a su hijo desnudo en la cama, vulnerable.

"Solo puedo disfrutar de esto durante tanto tiempo... una vez que crezcas serás más alto que yo. Solo serás tan vulnerable una vez. No te preocupes, no perderé ni un segundo~"

Con toda la preparación lista, se apoyó en la cama y se arrastró hasta que estuvo encima de su cuerpo. Ella cubrió sus cuerpos y pecados con una densa colcha cálida y se adentó, tomando cada lado de sus mejillas con sus manos delgadas y hundiendo su lengua dentro de su boca para probar las dos delicias que más amaba en este mundo.

!!!

Para el niño que jadeó en silencio, una noche que esperaba que nunca terminara estaba a punto de comenzar.