A principios de los años 60, Charles Xavier y Magneto se convierten en grandes amigos. Usando sus poderes, se unen para proteger al mundo de una guerra nuclear.
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Lorna encuentra una verdadera familia mientras aprende que sus poderes van más allá de...
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Los ojos de Lorna se abrian con confusión, creía que todo lo que pasó por su mente era un simple sueño, un sueño que se sentía demasiado real. Es que lo era. Al despertar por completo se encontró a ella recostada en una cama, a su lado, el hombre que era frio, como el metal que controlaba, roto en llanto.
- Lorna. Despertaste- Charles fue el primero que se percató de su despertar- Cómo te encuentras?- Las palabras del psiquico salian con delicadeza de su boca, como si aquella chica se pudiera romper con tan solo mirarla- Tuviste un ataque de ansiedad, luego te desmayaste- El hombre estaba preocupado por el estado mental de la chica.
- No fue un sueño. No, Charles?- Preguntó con algo de temor y el silencio de ambos hombres en la habitación fue más que una afirmación.
Erik se giro a mirarla- Lo lamento- Fue lo que único salió en un hilo de voz. No sabría que más decirle, qué más le podías decir a quien conoces como tu hija luego de 18 años sin saber de su existencia.
- No lo entiendo... Cómo tu. Entraste a mi mente?- El rostro de la peliverde reflejaba extrema confucion.
- Eso fue un insidente- Explicó Charles- Creo que de cierta manera sus mutaciones estan ligadas. Es algo chistoso pero es como si fueran dos imanes. Eso explicaría como es que llegamos a tí.
- Qué?- Preguntaron al mismo tiempo padre e hija, al segundo ambos se miraron, extrañados por la situación que los desbordaba.
- A ver- Charles estaba algo emocionado por lo que había pasado en su mente, realmente fue como si los recuerdos de Erik atrayeran los de Lorna- Al buscarte, mi poder, que estaba potenciado por cerebro, debió combinarse con el de Erik, así atrayendonos a tí, Lorna. Como imanes- Sonrió con la mirada algo perdida. Dicho eso, los dejó solos.
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[L] Estuvimos un rato sin hablar ninguno. No era un silencio incómodo a decir verdad, sin embargo, Erik lo rompió.
- Lorna yo- Su voz temblaba y antes de que diga otra cosa, lo interrumpí.
- No tienes que disculparte, Erik- Calme- No lo sabías y no estoy para nada molesta contigo- Me reí un poco de mis pensamientos- Es lindo saber porque soy como soy... Creía que estaba sola.
Erik tomó mi mano y me miró cómo nunca había visto a mis "padres" hacerlo, con orgullo- Nunca te volveré a dejar sola.
Al decir esas palabras me tiré sobre él para abrazarlo, el lo correspondio. La tristeza brotó por mis ojos, no podía parar de llorar sobre su hombro y lo único que pude pronunciar- Yo los maté Erik- Sentí sus brazos aferrandose aún más a mí, como si con ese abrazo pudiera curar todas las heridas de mi alma. Todas la veces que me sentí un mounstro, todas las veces que pinte mi cabello por vergüenza, todas la veces que lastimé a alguien, todas la veces que tuve miedo. Todas esas veces ya no existían estando aquí, con gente cómo yo. Mutantes.
Nos separó el sonido de dos golpes en la puerta.
- Alguien estaba ansioso por que despiertes- Dijo Erik antes de levantarse y abrir la puerta, ahí estaba Alex- Los dejo a solas- Lo dejó pasar y se fue cerrando la puerta.
Él no había separado su vista de mí, sonriente. Me paré de la cama y me dirigí hacia él- Hola, Alex- Susurré
- Gracias al cielo estás bien- El se acerco mucho más a mi para abrazarme. Al separarnos acunó mi rostro en sus manos con delicadeza. Sus ojos, eran los más hermosos que había visto en mi vida. Amaba que esos ojos me mirasen. Sus ojos se dirigieron a mis labios y sus labios a mis labios.
Un beso que no sabiamos que queriamos tanto, hasta ahora, que ya no podiamos separarlos por el deseo que teniamos del otro. La falta de aire se hizo presente y en nuestros labios ahora había una sonrisa.
Repetimos esa rutina unas cuantas veces más y es que estoy de acuerdo con lo que me dijo él- Creo que nunca más podre vivir sin tus besos.
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