Estuve en mi cuarto mensajando con mi novio Naín. Desde que comenzamos a salir, las cosas han ido bien.
Mis padres se han alegrado de nuestra relación, solo que nos prohibieron besarnos, ya que todavía tenía trece años y él catorce. Para ellos, todavía éramos niños. Yo fingía que no pasaba nada de eso, pero ya nos habíamos besado. Sonreí al recordar el momento como una niña adolescente.
—¡Ibeht, baja a cenar! —Mamá y sus gritos. Antes de bajar a cenar con mis padres, le envié un mensaje a Naín diciéndole que lo quería.
Salí de mi cuarto toda embobada, me senté en la mesa sin que la sonrisa se me borrara.
—Mi hija está feliz, eso es bueno —habló papá desordenándome el cabello—. No hagas eso a la niña, mira que su cabello se le cae en la sopa —dijo mamá un poco molesta a papá.
—Tranquila, amor, solo quiero consentir a mi linda hija con cabello rizado como el tuyo.
Mamá sonrió y le plantó un beso en la mejilla.
Al día siguiente era sábado. Naín tuvo que suplicar a mis padres que me dejaran salir con él, hasta que finalmente aceptaron y pudimos ir a nuestro lugar especial, el lago. Lo pasamos bien, aunque no nos besamos, fue un momento increíble.
Y así siguieron los días hasta que un día mis padres se pelearon y me asusté tanto que fui a la casa de mis vecinos en busca de Naín. La sorpresa fue que ya no estaba, ni él ni su madre.
Pasaron los días y nada, todo de él había desaparecido. Lloré tanto y me sentía sola. No tenía amigas en la escuela y desde que se mudó aquí a mi barrio, todo cambió. Y ahora no está, y me siento perdida, más aún con la separación de mis padres. No sé cómo las cosas llegaron hasta tal extremo. Es como si todo lo que viví fuera un sueño y ahora es cuando vengo a abrir por completo los ojos.
La ausencia de Naín me dejó un vacío en el corazón. Me sentía incompleta, como si una parte de mí se hubiera ido con él. La incertidumbre de no saber qué había pasado con él me atormentaba. ¿Por qué se había ido de repente? ¿Por qué no me había dicho nada? Todas esas preguntas rondaban mi mente constantemente, haciéndome sentir aún más perdida.
Mis padres notaron mi tristeza y trataron de consolarme, pero nada parecía llenar el vacío que Naín había dejado en mi vida.
Intentaba mantenerme ocupada, saliendo con mis amigas, enfocándome en mis estudios, pero nada parecía funcionar. Siempre estaba la sombra de Naín en mi mente, recordándome lo feliz que era cuando él estaba a mi lado.
Pasaron semanas, meses, y aún no había noticias de Naín. La esperanza de volver a verlo se desvanecía lentamente, dejando un hueco en mi corazón que parecía imposible de llenar. Me aferraba a los recuerdos de los momentos felices que habíamos compartido, deseando que todo volviera a ser como antes.
Pero la vida seguía su curso, y poco a poco fui aceptando la realidad de que Naín ya no formaba parte de mi vida. Aprendí a vivir con su ausencia, a valorar los momentos que habíamos compartido y a seguir adelante, con la esperanza de que algún día volvería a encontrar la felicidad que había perdido.
Aunque Naín ya no estaba, su recuerdo seguía vivo en mi corazón. Cada vez que miraba al lago, recordaba los momentos mágicos que habíamos vivido juntos, y una sonrisa se dibujaba en mi rostro. Aunque el dolor de su partida seguía presente, también llevaba consigo la esperanza de que algún día volveríamos a encontrarnos.
Y así, con el recuerdo de Naín como mi compañero de vida, seguí adelante, sabiendo que algún día el destino nos volvería a reunir, y que juntos volveríamos a encontrar la felicidad que una vez compartimos.
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No te perdí ( Próximamente)
RomanceEl tono de voz en esta situación es de cierta incomodidad y desconcierto. Después de tanto tiempo sin verse, ambos protagonistas se encuentran de repente en un lugar inesperado y no saben cómo reaccionar. Aunque en el pasado tuvieron una buena relac...