Capítulo 11

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No puedo creer que exista un arcángel con alas negras —dijo el chico delante de él. Uno de los dos que lo guiaba a Dios sabe dónde.

—Todo tiene una razón, Taemin. Padre hace las cosas por algo.

Jimin despertó de golpe sintiendo una presión sobre su pecho. Las lágrimas se empezaron a acumular en sus ojos. Sentía sus manos sudar, tanteo a su lado y no había nadie. Se permitió llorar, su garganta ardió.

Y ahí estaba otra vez su sentimiento de abandono ¿Para qué mierda seguía con vida? Observó las viejas y opacas paredes de su habitación llorando aún más fuerte. Si, había vuelto a su casa porque lo que pasó en el departamento de Yoongi lo había dejado intranquilo además de que el pálido no quería dejarlo ahí solo pero ¿Cuál era la diferencia? Lo había dejado solo en su casa, era hasta peor.

¿Sus padres? Ni siquiera notaron su ausencia, dejaron una nota avisando que se irían a la casa de su abuela. Jimin detestaba a esa vieja metida, estaba todo el tiempo siendo cruel y criticando al resto de las personas como si ella fuera perfecta. El rubio recordaba todos los comentarios hirientes y las humillaciones, para nada quería ver el rostro de esa señora hipócrita.

Se sentó sobre su cama aún llorando. Abrazó sus rodillas escondiendo su cara en sus brazos ¿Por qué tenía que volver a sentirse así? No quería, había estado estable mientras Yoongi estuvo a su lado ¿Por qué se permitió a sí mismo volverse tan dependiente? Ahora volvía a sentirse vacío, ignorante, estúpido, innecesario, solo existía para malgastar oxígeno y consumir alguna comida. Se sentía tan impotente e insignificante, tan cansado y no faltará alguien que le preguntase ¿Cansado de qué? De existir, porque ese sentimiento de ser un cuerpo vacío volvió a aparecer ¿Qué otra cosa podría ser? Se rió de sí mismo, tan cobarde que no había acabado con su vida mucho antes ¿Qué tenía? Taehyung podría apoyarse en Jungkook, el castaño tenía fuerza, intelecto y amor para darle a su amigo. Puede que sea algo idiota y prejuicioso pero siempre cuidó del castaño ceniza además de hacerlo feliz ¿Podía pedir a alguien mejor?

Después estaba SeokJin, su vecino y amigo. El rubio estaba seguro de que su mayor tenía una vida además del apoyo de Hoseok, no lo lloraría ¿Los demonios lloran?

Por último estaba Yoongi, Lucifer, Satanás ¿A caso importaba realmente el nombre que usara? Estaba seguro de que el pálido no le tendría paciencia eternamente, no estaría para él en todo momento porque todo tiene su final ¿No? Seguro encontraría a alguien más bonito y atrevido, o tal vez descubriría lo que era realmente y se aburriría de su persona. Cualquiera de las cosas que sucedieran primero no iba a soportarla ¿Qué decía? El debía hacerlo porque tampoco tenía el valor para terminar con su vida, así que tendría que aprender a sobre llevarlo. Tal vez podría encontrar a una bonita y adorable chica con quién vivir cuando esta estaba de su vida terminase ya graduado.

Se sentía ridículo.

Levantó la cabeza cuando escuchó un ruido, volteó a ver directamente a la puerta de su habitación. Yoongi estaba ahí con una especie de traje bordó, el pálido le sonrió hasta que se percató de sus ojos llorosos e hinchados.

— ¿Qué te pasó, pastelito? —preguntó acercándose a la cama con el rostro denotando preocupación.

—Nada.

—Jimin —gruñó en advertencia sentándose junto a él, estiró una mano para acariciar su rostro pero el calor abrazador se sintió en la punta de sus dedos. — ¿Por qué no quieres que te toque?

— ¿Eso importa?

—A mi me importa, anda, por favor. Quiero acariciar tus preciosas mejillas pero si lo hago me dolerá mucho.

Lucifer - YonnminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora