3

135 11 13
                                    

Olivia

Estoy agotada, estresada y con un horrible dolor de espalda. Maldito gimnasio, dos días y ya no quiero volver.

Miro las escaleras, miro el ascensor y así paso unos minutos. Mi piso es el ocho.

Hola, ascensor.

-¡Espera!

Detengo el ascensor. ¿Y a este me lo encontraré hasta en la sopa o qué?

-Linda.

-Lo sé. -Sonrío, y él se ríe- Hola, desconocido.

-Soy Osvaldo.

-Olivia.

-Lindo nombre.

-Como la dueña.

Vuelve a reírse y lo miro mientras él asiente.

-Tú no piensas que soy linda, no mientas.

-Sí lo pienso y no miento.

Llego a mi piso y moviendo la mano me despido. Está guapo, ojos cafés, cejas gruesas y lindas, sonrisa encantadora, cabello corto y castaño oscuro.

[...]

-¡Vete de aquí, idiota! -grito enojada apenas abro la puerta.

-No hasta que me escuches, Emma.

-Habla de una vez, idiota.

Solo quiero mi camita y descansar. ¿Nadie lo entiende?

-No es lo que piensas, bonita; viste mal.

-No soy estúpida; ¡sé perfectamente lo que vi! Y lo que vi fue que te la estabas besando en mi cara.

Estoy haciendo un severo show en este momento; los vecinos chismosos estarán felices con sus orejas pegadas a la puerta y mirando por la mirilla.

-Ella me estaba besando -se defiende él.

-¡Mientras tú la agarrabas de la cintura y del culo, idiota!

No llores, no llores; no le des el gusto. Luego le haces vudú.

¿Qué estás pensando? Ni siquiera sé hacer eso y aparte me da miedo.

-Ponme atención.

-No me interesa nada de lo que tengas que decir así que ¡lárgate!

Intento cerrar la puerta, pero él empieza a empujar. Claro, tiene más fuerza que yo.

-¡Largo!

-¡No me voy a ir! ¡No puedes terminarme!

Uh, se enojó y me ha gritado. ¿Quién se cree para gritarme?

-¡No me grites, idiota!

Creo que ahora se llama "idiota".

-¡No me digas idiota!

-¡No me grites, animal!

Lo empujo molesta ya que ha empezado a entrar en mi casa.

-¡Cállense que no me dejan dormir!

Grita una voz desconocida. Volteamos ambos. Es Osvaldo, bajando las escaleras con cara de pocos amigos.

-Disculpa -habla el idiota- Si ves amor, vamos adentro.

-Amor la vieja de la esquina, idiota -me suelto de su agarre en mi brazo- Largo -digo lentamente para ver si capta.

-Hola Olivia.

-Hola Osvaldo.

-¿Se conocen?

-Que te valga; ahora largo.

Me estoy desesperando. Solo quiero mi cama.

Miro a Osvaldo, quien frunce el ceño. Hago un puchero en su dirección pidiendo ayuda; ojalá lo capte.

-Creo que deberías irte -dice Osvaldo con firmeza.

-Creo que deberías meterte en tus asuntos -se acerca a Osvaldo en, según el, forma amenazante.

-Creo que quiero mi cama -murmuro.

Osvaldo agarra al idiota de mi ex y lo empuja dentro del ascensor; esa delicadeza no se la compro. Presiona los botones mientras él intenta salir de su shock y pronto veo cómo los números del ascensor descienden.

Ojalá no suba de nuevo.

-Gracias; ¿quieres pasar? -pregunto con esperanza.

Por favor di que no...

Por favor di que no...

Por favor di que no...

Quiero mi camita; di que no...

-De nada y no; volveré a dormir -responde mientras mueve su mano en señal de despedida.

Me agrada; dijo que no.

Espero que el idiota de mi ex me deje descansar en paz esta noche.

𝑬𝒔 𝒓𝒂𝒓𝒐 𝒆𝒍 𝒂𝒎𝒐𝒓  ||  𝐸𝑙  𝑀𝑎𝑟𝑖𝑎𝑛𝑎 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora