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𝑶𝒔𝒗𝒂𝒍𝒅𝒐

¿Yo qué le hice a la vida? He sido bueno, bueno quizás bueno bueno lo que se dice bueno no pero tampoco malo.

No he mentido, bueno quizás solo un poco.

No he robado, bueno solo galletas a mi abuela y poco dinero a mi padre.

No he... mejor olvídenlo, ya recuerdo lo que hice.

-Vete, por favor.

Paciencia ven a mi.

Terminamos hace un año, ¡un año! Y aún como que no lo asimila o no sé porque me sigue buscando, no quiero ser malo con ella pero ya no sé cómo hacerle entender.

-Pero yo te amo. -Dice y hace puchero.

No funcionará, no de nuevo.

-Pero yo ya no, deja de hacerte esto. Eres una chica linda e inteligente, alguien llegará a tu vida.

-Pero yo te quiero a ti. -Insiste.

Respiro hondo.

-No.

Parece enojada y triste, no esperaba esta respuesta, ¡Me ha tirado su refresco!

Y se fue.

[...]

-¿Llovió refresco de mora y me lo perdí?- Pregunta Emma apenas entro al edificio.

Su mirada es entre burlona y confundida.

-Si, estuvo muy buena la lluvía, lastima que te la perdiste.

Ella ríe, tiene una linda risa pero se tapa la boca con la mano al hacerlo.

-No lo hagas.

-¿Qué cosa? -Pregunta confundida.

-Taparte la boca cuando ríes.

Ella voltea a mirar a otro lado y sigue su camino a las escaleras.

No soy fan de las escaleras pero las usaré esta vez.

-Mi ex me tiró su refresco.

-¿Tan mal le terminaste?

-Terminamos hace un año y aún como que no lo asimila. -Hago una mueca y ella asiente.

-Quizás te ama mucho.

-Me engañó dos veces y yo la perdoné, tanto no me amaba. -Cuento.

Quizás no debí perdonarla la primera vez ni la segunda, fue bueno terminarla.

-Que tonta esa chica. -Dice por lo bajo.

Sonrío.

[...]

Las revistas de la que antes vivía aquí deben dejar de llegar a mi casa, se fue hace un mes, debe cambiar la dirección de entrega.

Miro la portada, momento, conozco a esa chica.

-No. Puede. Ser. -Digo pausadamente abriendo mucho los ojos.

Salgo corriendo a la puerta no sin antes haber cogido las llaves, bajo al piso de abajo y toco rápidamente la puerta como si me persiguiera alguien.

Ella abre, está despeinada y con ojos dormilones. Uh, no debí tocar la puerta a las dos de la mañana.

-¿Qué quieres Valdo? -Pregunta con voz perezosa.

𝑬𝒔 𝒓𝒂𝒓𝒐 𝒆𝒍 𝒂𝒎𝒐𝒓  ||  𝐸𝑙  𝑀𝑎𝑟𝑖𝑎𝑛𝑎 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora