Hijo demoniaco

C 3 : Alas

Después de la comida el momento llegó, fueron al patio trasero donde había un espacio amplio, el pelirrojo extendió sus alas para mostrarle como empezar.

Con un breve salto dónde se elevó empezó a agitar sus alas, aclarando que debía mover ambas alas al mismo tiempo, pero que esto no lo haría hasta que ejercitará sus alas.

Esa tarde tuvo estiramientos de alas y cordinación de movimientos, era algo difícil moverse ya que no sabía cómo mover bien sus alas pero mejoraba poco a poco.

Mientras tanto su abuelo andaba apoyando desde lejos, con pompones rosas que movía de un lado al otro.

Al anochecer se marcharon a la mansión, su abuelo estaba más que emocionado por sus avances y pudo irse a darse una buen baño de tina para terminar en la cama.

La mañana siguiente despertó mejor, pero aún así fue recibido por los cálidos brazos del pelirrojo que era lo mejor, aún era extraño despertar en el Inframundo, no podía creer del todo que esto fuera posible pero era mejor que despertar en un lugar frío y oscuro, o estar hambriento solo.

Tomo sus cosas preparándose para su día, hoy no había algo muy interesante que hacer pero quería acostumbrarse a la escuela y a los demonios.

Una vez acabada su comida se despidió y marchó a la escuela, en el camino estiraba suavemente sus alas tratando de acostumbrarse al movimiento y a moverlas en sincronía, al menos hasta unos metros atrás de la entrada dónde las volvió a guardar.

Asmodeus no tardó en llegar a su lado con una gran sonrisa, caminaron juntos hasta el patio donde volvieron a encontrarse a la alegre chica con la que volvieron a jugar. Era agotador pero sumamente divertido.

De esta manera y con esta rutina continuaron un par de días, iba al colegio, jugaba con Clara... Ella les daba siempre algo a cambio y después volvía para su entrenamiento.

El mismo ya había avanzado lo suficiente para intentar volar, aunque solo lo consiguiera brevemente y planeara en el patio más que todo. De cualquier manera fue bien animado, sus pequeños vuelos fueron un gran motivante para querer seguir intentando.

Pero había algo más problemático en su mente, el tema de Clara... Ella era muy alegre y todo pero siempre les daba algo, como si comprara su compañía... Y eso no era agradable. Así que un día se animó a detener eso.

Era un día más donde era atrapado por la misma en el patio, le estaba ofreciendo muchas cosas, pero tuvo que negarse, tuvo que reiterar ya que debía detenerla... No podían seguir con ese comportamiento, no estaba bien.

Claro que al no explicarse ella termino llorando, pero le confirmo que le gustaba jugar junto a ella, lo que era de las mejores partes del día si era honesto, nunca tuvo un compañero de juegos... Nunca tuvo con quien jugar, pero ahora estaba ella y era la mejor en su opinión, tal vez se sobrepasaba un poco a veces pero no sabía si eso era normal o no.

Claro que... Después se sobrepasó lanzando una dispensadora de bebidas en la cara al chico que la trataba cual mascota. Pero al menos no perdía esa sonrisa.

Jugaron el resto de la tarde, con slime viscoso con pintura, fueron horas divertidas donde se sintió pleno.

Ese mismo día cuando volvió a casa pudo hacer su primer vuelo supervisado, estaba tan emocionado que sus alas lo elevaron lo suficiente para poder mantenerse un poco alto, siguió a su papá en un viaje corto, al menos hasta que se canso y acabo dormido, era un gran avance y sus alas podían con todo su peso, actuando como si siempre las hubiera tenido.

La siguiente mañana se estiró, tenía el cuerpo algo macurcado (con dolores por hacer ejercicio) y sus alas se estiraron en el proceso, aún le parecía un sueño verse cada mañana en el espejo, sus orejas puntiagudas sin mencionar las de gato o su cola, ahora sus alas más estaban ahí, pero su papá lo hacía distraerse de eso con sus caricias, mostrando también sus alas recordándole que era normal o algo así.