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En la clase de gimnasia, Felix y Lia tuvieron que correr alrededor de la pista durante veinte minutos sin parar mientras el sol ardiente castigaba sus espaldas. Sus respiraciones eran agitadas y lo único que deseaban en ese momento era que esa tortura terminara.

—¿Qué hiciste anoche? —preguntó Felix con la respiración agitada—. Yo terminé otro libro, era muy bueno.

—Otra novelita erótica, pervertido —respondió Lia riéndose.

—Me gustan por su dramatismo —se defendió el rubio.

—Sí, ya, no te preocupes, no te juzgo.

Su rara conversación fue interrumpida por un azabache que se acercó por detrás de ellos, poniéndose entre los dos amigos.

—¿Podemos hablar? —preguntó a Felix mientras intentaba seguirle el ritmo.

—¿Conmigo? —preguntó Felix extrañado. ¿Por qué Hyunjin iba a querer hablar con él?

—Ey HH —interrumpió Lia—. Dicen que mi prima te ha dejado por un universitario. ¿Es cierto?

—Yo oí que tienes cola, ¿es cierto, Lia? —vaciló Hyunjin.

—Sí —rió—. Rizadita, como la de un cerdito.

—Umh, ya, bueno, necesito hablar con Felix —soltó, ya dejando de correr—. A solas —miró a Lia.

—Ya veo. Felix, si me necesitas, estaré en la enfermería, con migraña —soltó exhausta.

Inmediatamente Lia desapareció corriendo, dejando a Hyunjin y Felix solos en medio de la pista de atletismo.

—Bueno, yo solo te quería decir que te lo agradezco, pero no va a ser posible —dijo Hyunjin, dejando a Felix muy confundido.

—Perdona, ¿qué?

—A ver, por lo que recuerdo, aquel beso estuvo bien, sabes, para estar en séptimo curso, y me parece genial que pienses que tengo motas doradas en los ojos...

Hyunjin siguió hablando, pero Felix no prestó atención después de bajar su mirada y ver la carta en las manos de Hyunjin. Sí, esa carta que escribió cuando iba en séptimo curso, una carta que nunca iba a ser recibida por Hyunjin. ¿Cómo había llegado esa carta a sus manos?

Felix comenzó a sentirse mareado. Una sensación de vértigo lo invadió repentinamente, como si el mundo girara a su alrededor a una velocidad abrumadora. Trató de mantenerse firme, pero su visión se volvió borrosa y sus piernas empezaron a temblar. Entonces, después de desmayarse, todo se volvió negro y el recuerdo de lo que pasó en aquella fiesta volvió a su mente durante unos minutos. ¿Era eso un sueño? ¿Cómo había acabado esa carta en las manos de Hyunjin?

—¡DESPIERTA! —gritó Hyunjin, haciendo que Felix abriera los ojos y todos sus pensamientos se desvanecieran—. ¿Estás bien?

—¿Qué ha pasado?

—Te has desmayado.

—Ah, vale.

—Venga, dame las manos, arriba —dijo, levantando a Felix para que se quedara sentado en el suelo—. ¿Quieres que llame a alguien? ¿O quieres agua?

—No, estoy bien.

—¿Seguro?

Felix no pudo contestarle, ya que se quedó paralizado al ver la silueta de Changbin acercándose a él. En sus manos traía ni más ni menos que otra de las cinco cartas que escribió.

—Oh Dios mío —murmuró Felix.

—¿Qué? —preguntó Hyunjin.

Todos los recuerdos vinieron a su mente. ¿Y si Changbin pensaba que Felix estaba enamorado de él? Que en parte fue cierto, pero no iba a decírselo y tampoco quería que pensara eso. No podía traicionar a su hermana de esa manera.

ᴀᴍᴏʀ ꜰɪᴄᴛɪᴄɪᴏ, ᴄᴀʀᴛᴀꜱ ʀᴇᴀʟᴇꜱ // HYUNLIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora