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Es lo mejor
...

Jimin.

— ¡Estas realmente ebrio!— grité, enfadada, viendo a mi novio. Jaewook estaba realmente ebrio, apenas se podía mantener de pie y hablar con cordura. Tomé un suspiro, buscando encontrar calma entre todo esto.

No nos veíamos hace algunos días por problemas en la relación, ¿y lo primero que hace es llegar ebrio a casa? Miré su rostro, él estaba enfadado también. Pasé una mano por mi cabello y me senté en la punta de nuestra cama.

— Ya te dije que lo sentía — murmuró, arrepentido —. Quiero que me disculpes, Jimin.. hazlo.

Alcé una ceja y reí sarcásticamente. Él frunció el entrecejo y se acercó a mí, gateando como un bebé. Tomó mi mano y la colocó en su mejilla, buscando algo de cariño.

— Por favor, sé que me equivoqué — besó la palma de mi mano —. No volveré a hablar así de nuestro hijo, lo prometo. ¿Está bien?

Tragué saliva y lo miré con confusión. Desvíe mi mirada y recordé aquellas hirientes palabras que salieron de su boca hace algunos días, cuando se fue de casa.

Flashback.

— Jaewook, detente — dije, apartandolo. Su olor a alcohol me estaba quemando la nafiz. Noté como apretó los puños y le dió un golpe a su almohada.

— ¡Siempre es lo mismo, Jimin! — se quejó, estaba demasiado ebrio, apuntandome con su dedo —. No quieres hacer el amor conmigo por culpa de ese maldito bebé.

Mi boca se abrió levemente al escuchar sus palabras. Apreté mi mandíbula y lo miré con enfado en mis ojos. Jaewook se puso de pie y se acercó hacia mí.

— Este maldito bebé es tu hijo, ¿lo sabes? — pregunté, apretando mis dientes.

— ¿Realmente será mío? Ya sabes, pudiste estar con cualquiera mientras me fuí a Francia por unos días.

Dejé caer mi mandíbula. Lo miré con confusión y con tristeza, ¿era algo lindo que tu novio piense que eres una cualquiera? Claro que no. Realmente no lo era, para nada.

— ¿Me estás tratando como una prostituta que se acuesta con cualquiera? — pregunté, cruzando mis brazos.

— Lo haz dicho tú, no yo — alzó los hombros.

— Eres un..

— ¿Un qué? — preguntó, fuertemente —. Dilo, ¿¡Soy un qué, Jimin!?

Tomó una lámpara nocturna y la arrojó al suelo. Me sobresalté cuando comenzó a arrojar todo lo que tomaba. Intenté detenerlo y miré hacia la puerta, donde mi Nana se había puesto de pie al escuchar el ruido.

— ¿Señorita Yoo? — preguntó, viéndome com terror.

— ¡Jaewook, detente! — mi voz salió en un chillido. Él tomó un par de revistas y las tiró al suelo —. ¡Deja de...!

Mis palabras no salieron de mi boca cuando sentí que le dió un golpe seco a mi vientre. Llevé mis manos directamente hacia el y me caí hacia el suelo, me faltaba el aire. Escuché el grito de mi Nana y todo se tornó oscuro. Recuerdo haber despertado en el hospital, el doctor dijo que había sido un milagro no haber perdido a mi bebé.

Más que una noche - WinrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora