𝐎𝐧𝐳𝐞 | 𝟏𝟏

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❝The Battle❞ꨄ︎

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The Battle
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♪ 𝐓𝐇𝐄 𝐁𝐀𝐓𝐓𝐋𝐄 𝐛𝐲 𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐆𝐫𝐞𝐠𝐬𝐨𝐧-𝐖𝐢𝐥𝐥𝐢𝐚𝐦𝐬

Peter mentiría si dijera que no tenía miedo en ese momento. Un miedo enorme, sí, pero no podía dejar que se notara. Tenía una tropa entera que contaba con él. Así que levantó a Rhindon hacia el cielo, y la espada brilló como un rayo dorado bajo el nublado día que se sentía para todos. Sin embargo, aquel gesto no era solo una señal de guerra, era una promesa: no iban a rendirse. No mientras les quedara valor en el pecho. No mientras Narnia los mantendría vivos.

Las criaturas mágicas -centauros, faunos, gigantes del bosque, leopardos y arqueros- alzaron sus armas al cielo y lanzaron un grito que pareció partir el aire en dos.

Desde lo alto de Athos, la General lo miró con el corazón al borde del desborde. Peter, con la mirada firme como el acero y la determinación apenas contenida en los labios, ya no era solo un príncipe jugando a la guerra: era el guerrero que Narnia necesitaba... y, sin quererlo, también el que su corazón había empezado a elegir. Trató de mantener la compostura, pero algo dentro de ella se quebró con una dulzura inesperada.

Ese momento -ese cruce silencioso de almas entre dos líderes nacientes- no pasó desapercibido. Desde su trono de hueso y hielo, Jadis los observaba con ojos como cuchillas.

El brillo en los ojos de su hija, la fuerza compartida con aquel muchacho, despertaron en ella algo que creía enterrado. Una punzada amarga le atravesó el pecho, seguida por un rugido sordo que nació desde lo más profundo. No era solo rabia. Era memoria. Era Matthew. Eran los ecos de un pasado que había cerrado con siete llaves... y que ahora regresaba como un río desbordado.

—¡No quiero prisioneros! Esta vez, mátenlos. ¡A todos! —rugió con una voz gélida, despojándose de toda piedad, incluso hacia su propia hija. La compasión, si alguna vez la tuvo, estaba claro que ya no vivía en ella.

Otmin respondió con un rugido que hizo vibrar el valle. Y entonces, como una ola oscura, el ejército de la Bruja Blanca avanzó. Gigantes, criaturas deformes, enanos sombríos, lobos espectrales y seres de roca cargaron con una furia desatada.

La distancia con el ejército narniano se acortaba a cada segundo. Pero ni Peter, ni Aldara, ni Oreius mostraron un solo gesto de duda.

Aldara clavó la mirada en los ojos helados de su madre. No era solo una batalla de espadas, era una guerra de voluntades. Y ella no pensaba retroceder. No esta vez, ni nunca más.
Sus ojos se tornaron de un blanco tan puro y abrasador que mirar directamente podría haber dejado ciego a cualquiera. Un destello que rompió el aire, alterando a los hipogrifos, que comenzaron a agitar sus alas y alzarse sobre los dos ejércitos.

En ese instante, Aldara lo entendió todo. No se trataba solo de poder. Era energía compartida, una red invisible que unía a todas las criaturas de Narnia. Ella era el canal.

The Last She |Peter Pevensie|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora