𝐍𝐞𝐮𝐟 | 𝟎𝟗

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❝La Magia Insoldable❞ꨄ︎

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La Magia Insoldable
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El sol comenzaba a despertar sobre los vastos campos de Narnia, bañando el paisaje con un cálido resplandor dorado que parecía limpiar el dolor de la noche anterior. Sin embargo, para Aldara, la claridad de esa mañana solo intensificaba su ansiedad.

Exhausta, hambrienta y con los músculos aún tensos por la huida, caminaba con paso rápido hacia el claro donde Aslan había llevado a Edmund tras su rescate. Cada latido de su corazón era un eco de su preocupación. Necesitaba verlo. Saber que estaba a salvo. Tocarlo con sus propias manos y no con visiones o pesadillas.

Al llegar, lo reconoció casi inmediatamente .

Edmund estaba sentado sobre una roca, con la espalda encorvada, la mirada perdida en el horizonte. El rostro del niño aún llevaba las huellas del sufrimiento: los moretones, la sombra bajo los ojos, y una expresión vacía que ningún niño debería tener jamás.

Ella se detuvo por un segundo. Un nudo se formó en su garganta. Allí estaba... el niño que había arriesgado todo por una promesa de amor falso.

—¡Edmund! —gritó al fin, con la voz rota por la emoción.

Él levantó la cabeza, confundido al principio. Pero al verla... sus ojos se iluminaron como si hubiera despertado de una larga pesadilla. Se puso de pie con dificultad, tambaleándose un poco.

—Dara... —susurró. Su voz temblaba.

Aldara corrió. Y cuando por fin lo alcanzó, lo envolvió en un abrazo desesperado. Lo abrazó con fuerza, con el alma. Hundió el rostro en su cabello desordenado, abrazandolo temiendo a que vuelva a perderse.

—Lo siento, Ed... lo siento tanto... —se disculpaba, casi, casi soltando las lágrimas —. Solo yo sé cuánto has sufrido... todo lo que te hizo esa mujer. Yo... debí llegar antes.

Edmund cerró los ojos. Dejó que las lágrimas brotaran por fin, sintiendo la calidez de los brazos de Aldara envolverlo. En ellos, se sintió a salvo. Como si nada ni nadie pudiera tocarlo otra vez.

The Last She |Peter Pevensie|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora