Tres

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-Mamá, me voy ya- dije desde la puerta.
-Quieres que te lleve? Tengo el coche fuera...
-No gracias, adiós!
Salí de casa y me puse a andar hacia la escuela de pintura. No solía tardar mucho, pero el camino se me hizo largo y aburrido.
Me quedaban unas calles para llegar, asi que acelere el paso. Me llegó un mensaje de mi amiga Marie. Saqué el móvil de la mochila y andaba a la vez. Por ello, choqué contra alguien. Se me cayó todo lo que tenía en la mochila y maldije a la persona con quien me había chocado. Levanté la vista para ver mejor mientras recogía y vi a un chico de mi edad, más o menos, de ojos color gris y pelo rubio. Wow! Sus ojos eras preciosos, y te hipnotizaban con solo mirarte.
-Em... Perdón, no miraba por donde iba- dije mirando hacia el suelo.
-Tranquila. Espera, te ayudo- se agachó para recoger unos cuantos pinceles del suelo y, extrañamente, yo iba a cogerlos también. El roce con su cálida mano mandó una corriente eléctrica por todo mi cuerpo.
Rápidamente quite la mano.
-Toma- dijo con una sonrisa dulce.
-G-Gracias- los nervios se me notaban a kilómetros de aquí
-Como te llamas, soy Alexander- dijo dándome la mano.
-Alice. Alice Harper- dije estrechando su mano.
-Vaya, encantado, hasta otro día.
-Adiós- bajé la cabeza y me fui.

-Llegué!- dije suspirando. Levanté los ojos hacia mi caballete. Estaban todas mis preciadas pinturas y todos mis pinceles.
-Hola Alice- me saludó mi profesora
-Hola señorita Collins
-Tengo una noticia para ti- dijo feliz.
- Que es?
-Tienes un nuevo compañero de sala- hasta ahora he estado sola en mi sala, que así se llaman las aulas. No me di cuenta de que en el otro caballete había alguien más de espaldas.
-Alexander, saluda a Alice. Será tu compañera.
El chico se giró y caí de nuevo en sus profundos ojos.
-Alice?
-Alexander?
Nos quedamos mirándonos durante un rato, que de me hizo eterno.
-Bueeno, veo que ya se conocen así que mejor me voy- dijo la señorita Collins saliendo por la puerta, rompiendo el silencio.

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