Buenas tardes y discúlpenme la tardanza en serio, lo siento. Se suponía que esto estaría listo el viernes, pero por algunos problemas no pude hacerlo así que aquí tienen su capítulo. Es largo, pero es una forma de disculpa por dejarlos esperando. Se les quiere 💖. No olviden dejar sus votos y comentarios
Después de que Maximiliano se fuera, llegó Amanda, la señorita heterosexual que me había contado que casi le da algo con la pelinegra esa. Ella me estaba contando detalles de su noche apasionada, y yo estaba mezclando mi té con mi cuchara bastante desanimada. Me estaba dando un ataque, no sé de qué, pero era claro por la forma en la que estaba moviendo la mano.
—¿Y qué pasó con el tal Maximiliano? —preguntó Amanda.
—Solo hablamos, lo juro.
—Está bien, te creo, pero estás rara. A ti te pasa algo, y antes de que digas que no, yo te conozco como la palma de mi mano. Sé cómo eres. Cuenta conmigo.
—Amanda, yo... —mi voz se quebró. Quería contarle que aparentemente era adoptada y todo el rollo, pero me ganó el sentimiento.
—Oye, no Deici. —Amanda se levantó, se acercó a mí y me abrazó—. Aquí está tu mejor amiga. Cuenta conmigo siempre lo haces.
—Amanda, siento que el mundo se me está cayendo encima.
—¿Crees que yo pueda ayudarte a levantarlo?
—Creo que te necesito. Me siento sola, estoy enojada por todo esto, todo lo que me pasa y las cosas que me están sucediendo.
—Oye, no te preocupes. Cálmate, explícame.
—Y si no sé explicar...
—Pues voy a estar aquí. De algo tiene que servir. —Solo la abracé con fuerza, y ella me acarició el pelo. A Amanda no le gustaban esas cosas, así que cuando lo hacía, me sentía bastante amada.
—Siento que perdí el sentido de todo. Le dieron un giro muy feo a mi vida.
—Sabes algo, Deici, la vida no es perfecta. No todo sale como lo esperamos, pero eso no tiene por qué definir nuestro sentido en este mundo. Las cosas dan muchas vueltas, todo cambia y evoluciona, no siempre para bien, pero puedes hacer que salga bien. No viniste al mundo a crear planes que salieran perfectos. Viniste a crear planes y fallar de manera perfecta. Eso es lo que nos hace especiales, a ti, a mí, a todos. —Y como siempre, le dio en el blanco justo en el punto. Todo estaba de cabeza, y ella lo entendía. No sé cómo, pero lo hizo.
—Y dices que no sabes consolar —la risa triste de Amanda me reconfortó bastante.
—¿Pijamada? Aunque digas que no, me voy a quedar. —Al final, me sacó a comer helado, me llevó de compras, y nos reímos mucho de las locuras de la gente en la calle. Ella me devolvió la paz por un rato muy largo. Cuando volvimos a casa, ya era de noche. Guardamos las compras, comimos por como quinta vez en el día, y luego Amanda y yo nos pusimos a ver una serie que nos aburrió.
—Tengo una idea.
—Te escucho.
—¿Y si jugamos a molestar gente en Internet? ¿Te parece? —Y luego de muchos insultos y que nos gritaran más de mil malas palabras, y nosotras respondimos con cosas peores, ya eran las 10.
—Tengo sueño, Amanda.
—No jodas, Deici, son las 10, está temprano.
—Sí, pero hoy hice mucho, y ayer casi no dormí.
—Está bien, vete a dormir.
—¿Vienes conmigo?
—No, Deici, por el amor del universo. Ya tienes 17 y duermes sola casi siempre.
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Los hijos de los elementos
Fantasía"Detrás del muro de Ross, donde la humanidad no ha podido ver qué hay detrás de ese bloque de hielo, existe un mundo de maravillas: el mundo de las elementales, personas capaces de controlar los elementos a su antojo y de mantener el equilibrio en l...