capitulo 21

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Emma Laszlo

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—Si papy, lo siento —me voy a su escritorio y me le subo encima de las piernas como cuando era pequeña— ya no te molestes conmigo, ya te dije que no fue mi culpa —lo beso por toda la cara y me abraza con fuerza.

—No te quiero volver a ver en peleas clandestinas, no seas corriente Emma, esa no es la educación que tu madre y yo te hemos dado —papá es el general del pentágono, uno de los hombres más importantes del país.

En casa solo somos él, mamá y yo, dicen que soy quien llena de luz su vida así que no quisieron traer más hijos al mundo puesto que yo soy suficiente.

—Te lo prometo papy, ya no te enojes —le doy un último beso y me levanto de su regazo— General, lo veo más tarde en casa —le guiño un ojo cuando le doy el saludo militar y me sonríe negando con la cabeza, me ama, lo sé, y yo los amo a ellos con mi vida.

Salgo de la oficina y ubico a su secretaria, una mujerzuela que tuve que quitarle de encima al general, me baja la mirada cuando me ve y repaso su uniforme de pies a cabeza.

—Si te dejas el escote, no atraes a más hombres, solo logras verte más puta de lo que ya eres —sigo mi camino ondeando mi larga coleta y la dejó parada con la palabra en la boca.

No le conviene responderme y muchos menos refutar ya que su trabajo está colgando de un hilo, por mí. El almirante de toda Irlanda es el abuelo de mi novio, el vicealmirante de Irlanda es mi futuro suegro, el general de Irlanda es mi padre y uno de los coroneles del país es mi novio y el otro mi cuñado, toda la maldita central sabe que yo soy intocable.

Me voy al edificio de inteligencia, planto el culo en la silla de mi escritorio y me concentro en buscar lo que quiero, entro a los archivos de la policía local y tomo los datos del tal Oscar, veo su historial y salgo de la página web para entrar a la siguiente.

No tengo ningún problema para encontrar la información que necesito, ya que solo hay un registro sobre una Júpiter en los archivos de Dublín. Observo una fotografía suya en el expediente de la universidad, y mis cejas se alzan ante lo que veo.

¡Maldita sea!

No puedo creerlo ¿esta chica? Es ella, es la misma estúpida que le vacío el café a mi novio afuera del edificio. Eso me desconcierta un poco más. No sabía que se conocían. ¿O fingieron? no, mi bombón no es de los que se esconde de nadie. Miro la fotografía detalladamente y no se ve la gran cosa, tal vez un poco linda, pero nada como para que Lucifer se fije en ella.

Leo su información y no me sorprende en absoluto, es una persona bastante común y corriente con la única diferencia de que es una recogida, ya que su acta menciona unos padres adoptivos pero no hay información de un orfanato o algo por el estilo. Tiene reconocimientos y menciones honorificas a lo largo de sus estudios.

Tomo el móvil y la busco en las redes sociales, resulta que se siguen uno al otro, también encuentro fotos con el tal Oscar. Incluso me doy cuenta de que estuvieron todos juntos en las carreras de motos. Y en un bar de citas. Todo indica que si hay algo entre ellos. O eso es lo que la estúpida pretende.

No me sorprende saber que la pobretona de Ebba y el niñato de Eider no lo mencionara, son fieles a Lucifer, pero Abel y yo si llevamos buena relación, así que tendré que interrogarlo a él. Ahora comprendo por qué mi novio se fue de mi fiesta, se fue con ella. Escribo en mi block de notas los datos que necesito y cierro la página para concentrarme en el trabajo que tengo por delante. Al caer la tarde bajo al estacionamiento y subo a mi auto, antes de arrancar le escribo a mi novio diciéndole que lo amo y que quiero que me marque cuando este libre.

Corazones RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora