Capítulo 4

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—Stella, ¿qué estás haciendo aquí?

Robin te pregunta pero notas que no deja de apuntar con el arma a tu cabeza. Levantas las manos en señal de rendición. —Soy yo quien debería preguntarte eso. ¿Cómo terminaste aquí? —Te levantas lentamente y le haces un gesto sutil a Elena para que permanezca fuera de la vista.

—No te muevas.

Haces una pausa en una incómoda posición de pie y en cuclillas para cumplir con la demanda de Robin. —Vamos, Robin, soy yo. Mi abuela y yo prácticamente te criamos.

—¿Por qué estás aquí?

El arma te apunta, pero puedes ver lo conflictivo que está Robin. Le tiemblan las manos y hace todo lo posible por ocultar la tensión en su voz. —No estoy aquí para lastimarte. Ni siquiera sabía que estabas aquí, pero si estas personas también te secuestraron entonces puedo sacarte-...

—Nadie me secuestró.

Robin se aleja más de ti, haciéndote maldecir por dentro. Ahí va tu oportunidad de derribarla al suelo y desarmarla. —Has estado desaparecido durante años. Mira, ¿puedes bajar el arma?

—No. —Robin se niega y se nota que esa simple petición la pone nerviosa. —Se supone que no deberías estar aquí. No estás aquí por mí. T-tenemos tres intrusos en el castillo. Uno fue capturado y el otro casi mata a Bela. Eres uno de ellos, ¿no?

Tres. Entonces Ethan, tú y Elena. Ella todavía cree que Elena está capturada. ¿Pero qué diablos? —¿Uno capturado? ¿Sabes lo que le están haciendo al que está capturado? —Robin no dice nada y eso es más que suficiente. La culpa está escrita en todo su rostro. Te desconcierta. ¿Qué diablos ha pasado para que Robin permitiera que colgaran a Elena como si fuera una maldita presa de caza? —¿Qué tipo de lavado de cerebro te hicieron, Robin?

—¿Me lavaron el cerebro? ¿Por qué viniste aquí, Stella? ¿O debería decir, por quién? —¿Robin también está involucrado en el secuestro de Rose? No, eso no puede ser. Ella era una niña tan dulce. Eras mucho mayor que ella pero aun así tuviste el placer de verla crecer. Sus padres apenas le prestaban atención y prácticamente estabas criando a tu vecina de al lado con tu abuela. La viste intentar mantenerse fuerte a pesar del acoso. La consolaste cuando sus padres peleaban constantemente y se avergonzaban de ella. —Así que estás aquí por ella. Estás trabajando para esa mujer.

—L-Leslie.

Miras más allá de Robin, hacia la voz débil cerca de la chimenea. No tienes la oportunidad de mirar por mucho tiempo ya que Robin rápidamente se para frente a ti para bloquear tu vista.

—Estoy bien, Bela.

Leslie. Llamó a Robin, Leslie. —Esa es ella. Tu Bela. —Por eso. Ahora tiene algo de sentido, pero Robin ignora las cosas monstruosas que están haciendo. No podrías aceptar eso. —Estás haciendo todo esto porque ella es uno de ellos. ¿Participarías en la matanza de vidas inocentes sólo para complacerla?

—No puedo defenderlas por lo que han hecho. Sé que está mal y soy igual de horrible por no ponerle fin. Lo siento, Stella, pero siempre estaré junto a Bela. Por favor, solo vete. No me obligues a hacer esto.

—No puedo hacer eso. Lo que sea que estén planeando hacer con Rose. No puedo permitirlo. —Por un momento Robin titubea y piensas que tal vez finalmente estás logrando comunicarte con ella. —Por favor, Robin, Rose es sólo una bebé. No debería estar aquí.

—¿Y crees que está mejor con Miranda? ¿Sabes lo que le hará a Rose?

Espera un minuto. Haces una pausa. Tienes la sensación de que Robin y tú están metidas en un profundo malentendido. —Miranda. ¿Como la científica loca? Crees que estoy... ¿Para qué crees que estoy aquí?

Quiebre || Alcina DimitrescuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora