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Entró a paso nervioso y tembloroso a la biblioteca, donde había un grupo de estudiantes reunidos y sentados. Entre ellos, había una cabellera negra, familiar.

Lisa, era Lisa. La chica que la defendió el otro día en el pasillo.

La chica que le dijo ''Gomita''.

Se quedó parada en frente del grupito que no era de más de quince personas, esperaba a que alguien la viese o que se percatara de su presencia. Era muy tímida y demasiado penosa para acercarse y decir que ella era la nueva chica del club de lectura.

Jennie se sintió abrumada por la presencia de Lisa y el grupo de estudiantes reunidos en la biblioteca. Su corazón latía con fuerza en su pecho mientras se quedaba parada frente a ellos, sintiéndose como si estuviera en el centro de atención de repente. No estaba acostumbrada a ser el foco de atención, y mucho menos en una situación tan vulnerable como esta.

Tragó saliva nerviosamente y jugueteó con las correas de su mochila, sintiéndose cada vez más insegura a medida que pasaban los segundos sin que nadie la notara. Quería ser invisible, desaparecer en el aire y escapar de la situación incómoda en la que se encontraba. Pero sabía que no podía huir para siempre; eventualmente tendría que enfrentarse a sus miedos y superar su timidez.

Finalmente, uno de los estudiantes en el grupo levantó la mirada y la vio parada frente a ellos. Sus ojos se iluminaron al reconocerla, y una sonrisa amable se extendió por su rostro mientras se ponía de pie para saludarla.

—¡Hola! ¿Eres la nueva integrante del club de lectura?—preguntó el chico, su voz llena de entusiasmo y amabilidad.

Jennie asintió tímidamente, sintiendo el calor subir por sus mejillas mientras se enfrentaba a la mirada curiosa de los demás.

—S-sí, soy yo...—murmuró, luchando por mantener la compostura frente al grupo de estudiantes.

La sonrisa del chico se amplió aún más, y extendió la mano hacia Jennie en un gesto de bienvenida.

—¡Un gusto! Soy Han Jisung, pero puedes decirme solo Han—se presentó.

—Soy Jennie...—respondió mientras evitaba el contacto visual con el chico.

El chico le dió la mano y empezó a agitarla de arriba a abajo, provocando que el delgado brazo de Jennie se moviera casi como un spaghetti.

—Siéntate al lado de Lisa—señaló el chico y la pelinegra subió la mirada. Una sonrisa dulce y brillante se dibujó en los labios de Lisa luego la misma palmeó su asiento a su lado.

—Hola otra vez, gomita—saludó Lisa cariñosamente y las mejillas de Jennie se sonrojaron con violencia—. Tienes un lindo nombre, y ese libro que llevas ahí me gusta. Justamente, es el que estamos leyendo este mes—informó Lisa mientras veía a Jennie sentarse tímidamente a su lado.

Kisses in the library - Jenlisa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora