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Jennie caminaba tranquilamente en los pasillos de la escuela, esa falda de color rosado claro se balanceaba con cada pequeño movimiento que hacía su cadera al caminar. Miró de reojo hacía atrás y quiso desaparecer al ver a Jae Yeong caminando detrás de ella.

Sintió un nudo en el estómago al ver a Jae Yeong siguiéndola por los pasillos de la escuela. Trató de ignorar la sensación de incomodidad que se apoderaba de ella mientras continuaba caminando, pero no pudo evitar sentir la mirada penetrante del chico quemando la parte posterior de su cabeza.

Cada paso que daba Jennie estaba lleno de cautela, sus nervios aumentaban con cada momento que pasaba en la presencia de Jae Yeong. Se preguntaba qué podría estar tramando el chico o si simplemente estaba tratando de intimidarla una vez más.

Intentó acelerar el paso, deseando llegar a su destino lo más rápido posible y poner fin a la incómoda situación. Pero por mucho que tratara de ignorarlo, podía sentir la presencia de Jae Yeong siguiéndola de cerca, como una sombra que no podía sacudirse.

Finalmente, llegó a su casillero y comenzó a abrirlo rápidamente para guardar sus libros. Pero antes de que pudiera siquiera terminar de colocar sus cosas, sintió una presencia ominosa detrás de ella.

—Hola, mejillas de rata—saludó el chico con la voz ronca, su enorme cuerpo parado detrás de la delicada y delgada figura de Jennie.

Jennie se estremeció al escuchar la voz de Jae Yeong detrás de ella, su apodo despectivo cortando el aire como un cuchillo afilado. Trató de mantener la compostura mientras guardaba sus libros en el casillero, pero podía sentir la tensión palpable en el aire a su alrededor.

No lo miró, no le respondió. Solamente guardó sus cosas en el casillero mientras bajaba el cierre de su suéter, quedando con los hombros un poco más cubiertos, enderezó su espalda y volvió a colgar su mochila en su hombro.

Ignoró olímpicamente a el chico, tratando de que esa vez su autoestima no saliese tan deteriorado.

Jennie se negó a mostrar señales de debilidad frente a Jae Yeong, manteniendo la mirada fija en sus pertenencias mientras se esforzaba por bloquear las palabras hirientes del chico. 

—¿Por qué usas tantas faldas?—gruñó el chico—. Nadie tendría porqué tener que lidiar con verte, no es como se seas bonita para usarlas.

La garganta de Jennie se cerró, las palabras hirientes de Yeong siempre eran patadas y cuchillazos para su ya muy herido autoestima. Quiso llorar, necesitaba llorar.

Jennie se obligó a respirar profundamente, luchando contra las lágrimas que amenazaban con escaparse. Sabía que no podía dejar que las palabras de Jae Yeong la afectaran, pero a veces era difícil mantenerse fuerte frente a tanta crueldad.

Kisses in the library - Jenlisa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora