CAPÍTULO 3 - EN PELIGRO

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A la mañana siguiente, como era costumbre, me levanté con el tiempo justo para ducharme y salir corriendo a trabajar. Abrí la cafetería y me hice un café, ya que estaba especialmente cansada.

La mañana transcurrió sin problemas: había bastante gente entrando y saliendo de la cafetería, por lo que el tiempo se me pasó rápido. Al llegar las cinco de la tarde, el local comenzó a vaciarse.

Dos horas  más tarde, al salir los ultimos clientes, comencé a limpiar el suelo de toda la cafetería y, después me dispuse a limpiar las tazas, vasos y platos que se habían utilizado.

De pronto, la puerta se abrió y me giré con una sonrisa para dar la bienvenida al cliente que había llegado cuando, de repente, se me borró la sonrisa del rostro: era Suguru.

—No puede ser —dije suspirando pesadamente. —¿Qué haces aquí? —pregunté dejando a un lado el paño que tenía en la mano y apoyando las manos en la barra.

—Solo venía a visitarte—dijo con un tono juguetón acercándose hacia mí.

—Vaya, qué sorpresa —dije con ironía. —¿Querías algo o solo molestar? —pregunté.

—Un café no estaría mal... —dijo, por lo que me di la vuelta para prepararle el café. —Y... También vengo a hablar contigo —soltó de repente el pelinegro.

Estaba especialmente guapo esa tarde: camisa negra ajustada con unos pantalones de traje negros también, con parte del pelo recogido en un chongo.

—¿Y qué es lo que quieres hablar conmigo? —pregunté terminando de preparar el café y pasándoselo. Él se sentó en una de las banquetas de la barra con el café entre las manos.

—Quiero avisarte de que este barrio se encuentra en medio de una guerra —dijo mirando a sus manos que jugueteaban con el vaso de plástico.

—A ver... Suguru... —dije con un tono cansado. —Me dan igual las luchas que haya en este barrio, yo solo estoy trabajando.

—Pues estás en peligro, T/N... —dijo levantando la mirada para observarme.

—Hmm... Soy una simple camarera en una cafetería... No sé qué peligro podría correr—comenté de manera inocente.

—T/N, escúchame, por favor —dijo con un tono severo y una expresión especialmente seria. —Es muy peligroso estar por aquí, en cualquier momento podría pasar algo malo.

—Mira, Suguru, no sé qué haces aquí diciéndome esto, pero no necesito que nadie me diga si corro peligro; es más, la "guerra" no tiene nada que ver conmigo, estás perdiendo el tiempo hablando conmigo —dije con un tono serio.

—Tiene que ver contigo en el momento en el que trabajas en este lugar—dijo con un tono iracundo.

—Me da igual, no voy a dejar mi trabajo porque un tipo me diga que estoy en medio de una guerra —dije. —¿O me vas a pagar tú las facturas? Si es así, dimito ahora mismo.

—No, no voy a pagarte las facturas —respondió él. —Pero deberías cambiar de trabajo... O mudarte o algo así, pero mantente lejos de aquí.

—Vaya, un chico duro como tú preocupándose por una simple camarera como yo... —dije con un tono juguetón. Él se levantó de la banqueta y dio la vuelta al mostrador, colocándose detrás de mí.

—¿Te gustaría que fuese así? —susurró en mi oído, con su cuerpo pegado al mío, haciendo que un escalofrío me recorriese todo el cuerpo. Me separé y me di la vuelta para mirarlo a la cara.

—Gracias por advertirme, pero no voy a hacer nada de eso —me giré para terminar de recoger todo para irme a casa

Él, con una sonrisa de autosuficiencia en el rostro, caminó hacia la puerta, girándose hacia mí antes de irse.

—Sé que no lo entiendes, pero vigila tu espalda, nunca se sabe qué puede pasarte —dijo antes de salir del local.

Terminé de ordenar todo y volteé el cartel para que pusiese "cerrado" y me dirigí a casa. Había sido un día agotador y necesitaba una ducha caliente para relajarme.

"Menos mal que ya llegan mis días libres..." pensé, sintiéndome aliviada por tener unos días para descansar de todo el ajetreo que últimamente había en la cafetería.

¿Muñeca de la mafia? - Suguru Geto x Lectora (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora