CAPÍTULO 5 - PROPUESTA

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Al tumbarme en la cama, me dormí enseguida, sintiendo el cansancio de todo el día dejando mi cuerpo. Al día siguiente me levanté temprano como siempre y me preparé para dirigirme a la cafetería. El turno estaba siendo muy tranquilo, por lo que se me estaba haciendo bastante largo...

Al mediodía, entró al local un chico moreno con el pelo recogido en dos moños despeinados y un tatuaje sobre la nariz. Iba vestido con ropa ancha y casual, y por sus ojos parecía que no dormía mucho.

—¡Hola! —saludó alegremente. Me pareció un chico extraño, pero tenía que atenderlo igual.

—Hola —le sonreí. —¿Qué te gustaría tomar?

—Pues... un café latte —dijo sonriendo, sin quitarme los ojos de encima, sentándose en una banqueta de la barra, quedando frente a mí. Le serví el café y lo pagó, yendo a sentarse en una mesa apartada al fondo de la cafetería.

Yo seguí con mis tareas, limpiando y ordenando tazas, platos y cucharillas, reponiendo el azúcar, los vasos para los pedidos para llevar... Todo con tal de no aburrirme, fracasando en el intento.

Después de un rato, los clientes comenzaron a marcharse, quedando el local casi vacío y aquel chico extraño se acercó a la barra.

—Hola de nuevo —me sonrió. —Pareces un poco aburrida...

—Ah... Hola —sonreí sutilmente. —Bueno, tampoco hay mucho trabajo... y ya tengo todo limpio, ordenado y repuesto...

—Ya veo... eres buena en tu trabajo —me sonrió ampliamente. —Mi nombre es Choso, encantado de conocerte.

—Mi nombre es T/N, un placer —sonreí.

—El placer es mío —me sonrió, mirándome como si estuviera evaluándome. —¿Puedo hacerte una pregunta? —dijo bajando la voz para que solo pudiese escucharlo yo.

—Claro —respondí.

—Verás... es que mi trabajo es un poco... peculiar y necesito un sitio tranquilo para llevarlo a cabo... —hizo una pausa evaluando mi expresión antes de continuar hablando. —Soy tarotista y estoy buscando un lugar exactamente como este para traer a mis clientes y conseguir nuevos... Me preguntaba si podría trabajar aquí, en alguna de las mesas del fondo.

Mi expresión pasó de curiosidad a incredulidad, me quedé sin palabras por un momento, sin saber cómo responder o qué decir; era una propuesta muy extraña y un trabajo también extraño.

—Bueno, no sé si tu trabajo puede traerme problemas... —respondí intentando poner orden en mis pensamientos.

—No te preocupes, mis clientes son pacíficos... Es una buena estrategia para dar a conocer más la cafetería también... Los dos ganamos clientes. Además, en los momentos en los que te aburras y yo no tenga clientes podemos charlar.

Estuve en silencio por unos momentos más, pensando; él tenía razón: los dos podíamos ganar clientes y además en los tiempos muertos sin clientes o sin trabajo podíamos hablar, podría ser divertido tener a alguien con quien hablar.

—Está bien, puedes trabajar aquí, no hay problema... —sonreí sutilmente.

—Genial, vendré en los próximos días con mis cosas para comenzar a trabajar aquí, prometo que no molestaré mucho —me sonrió ampliamente, dándose la vuelta y saliendo de la cafetería.

Las horas siguieron pasando lentamente hasta que, finalmente llegó la hora de irme. Estaba terminando de ordenar y limpiar todo cuando la puerta se abrió, rodé los ojos y me giré.

—¿Qué haces aquí? —pregunté cruzando los brazos sobre el pecho.

—Pasaba por aquí —dijo Geto, su expresión más seria que de costumbre.

—Sí, seguro —dije sarcásticamente, girándome para terminar lo que estaba haciendo y cogiendo mi bolso para irme, caminando hasta la puerta donde estaba el pelinegro en silencio.

Salí del local esperando a que él lo hiciera para cerrar la puerta. Cuando cerré y me dispuse a irme me detuvo.

—¿Ha pasado algo interesante últimamente, mocosa? —preguntó intentando disimular la agitación que sentía.

—No, todo normal —respondí como si nada.

Se quedó mirándomd fijamente por unos momentos hasta que finalmente habló.

—Si ves a alguien extraño o sospechoso, contacta conmigo —dijo seriamente, sacando una tarjeta de su bolsillo con su contacto y dándomela.

Asentí y la cogí, dándome la vuelta y marchándome a casa. Durante el camino no pude dejar de pensar en lo extraño que era Suguru, olvidándome por completo de la propuesta tan extraña que me habían hecho por la tarde...

¿Muñeca de la mafia? - Suguru Geto x Lectora (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora