¿Muñeca de la mafia? - Suguru Geto x Lectora (+18)

CAPÍTULO 6 - VECINOS

POV GETO:

Hacía ya una semana que estaba fuera de la ciudad investigando sobre la mafia rival; sabía quiénes eran la mayoría de integrantes, pero todavía no sabía quién era el jefe, y eso me estaba cabreando.

La carta que T/N me dio días antes de irme me tenía completamente alerta, me sentía en una carrera contrarreloj...

Cada vez dormía menos; no tenía tiempo para eso, tenía que seguir investigando... Tenía que acabar con esa mafia... Tenia que ganar el territorio... Pero aquella maldita carta...

El territorio es nuestro. Si sigues investigando y entrometiéndote, ella lo pagará, y no quieres que eso pase, ¿verdad?

"Malditos cobardes..." murmuré para mí mismo. ¿Por qué tenían que meterla en esto? ¿Acaso no podían venir a por mí directamente?

Mierda...

Iba siendo hora de volver a la ciudad, pero antes, me aseguré de hacer algunas compras necesarias.

Un par de días después llegué a un bloque de apartamentos, donde dos de mis hombres estaban llevando las cajas dentro de uno de los domicilios. Una vez que las cajas estaban todas dentro, despedí a mis hombres y cerré la puerta.

Me senté en el sofá y me abrí una cerveza. Ya colocaría las cosas al día siguiente.

POV T/N:

Al llegar a casa me di una larga ducha con agua caliente y me puse mi pijama. Fui a la cocina a prepararme algo para cenar mientras veía una serie y me relajaba después de un largo día de trabajo...

Por suerte, al día siguiente no tenía que ir a trabajar. Por fin podría descansar. Suspiré antes de desplomarme en la cama y perder el conocimiento hasta la mañana siguiente.

Salí a desayunar tranquilamente a la terraza, cuando una voz interrumpió mis pensamientos.

—Vaya, no sabía que vivías aquí —dijo Suguru con una taza de café y un cigarro en sus manos.

—Joder... —murmuré.

—Ya veo que te alegra el tenerme como vecino, ¿eh? —rió y dio una calada a su cigarro, expulsando el humo en mi dirección.

—Sí, vamos, me alegro muchísimo —respondí sarcásticamente y rodé los ojos.

—Que no se te note tanto o pensaré que te gusto —me guiñó un ojo.

—No seas tan engreído —respondí cortante.

—Vaya, pero si la gata sigue teniendo uñas... —rió.

—¿Por qué te mudaste aquí? —pregunté, ignorando su comentario.

—Quería un lugar que pasara desapercibido para pasar mi tiempo libre... El poco que tengo.

—Sí, seguro que es poco... —respondí de manera sarcástica.

—¿A qué te refieres? —preguntó levantando una ceja.

—Bueno, te la pasas siguiéndome, así que parece que tienes más tiempo libre del que parece —sonreí.

—Bueno, ya sabes que estoy en medio de una guerra... Y es por el barrio en que trabajas, así que... no me queda de otra que estar vigilando el lugar —dijo, encogiéndose de hombros.

—¿Y por qué elegiste el edificio en el que vivo, y justo el apartamento de al lado? ¿Me vas a decir que es una coincidencia? —pregunté con sarcasmo.

—Buscaba un lugar tranquilo para pasar mis días libres —sorbió de su café y se encogió de hombros. —Me gustó el lugar y no sabía que vivías al lado, y, además me sirve como base de operaciones—rodé mis ojos ante su respuesta y suspiré.

—Bueno, al menos no pasarás aquí mucho tiempo, ¿no? —pregunté con esperanza.

—Ya iremos viendo —sonrió de manera malévola. Solté un último suspiro antes de levantarme.

El resto del día me limité a descansar dentro de casa y a pasar por el super, ya que mi nevera estaba prácticamente vacía.

Hice mi comida para la cena y para el día siguiente, y me fui a la cama sin mucho más.

Al día siguiente, como de costumbre, me levanté temprano, me preparé el desayuno y me lo comí preparando las cosas para ir a trabajar.

Una vez terminé mi desayuno, me colgué el bolso y salí a la calle, caminando por mi ruta habitual hasta la cafetería; nada parecía fuera de lo habitual para mí, lo que no sabía era que, a lo lejos, dos figuras estaban siguiéndome, sin perder pista del paseo matutino.

 

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Capítulo cortito pero se vienen más cositas. Espero que os guste