Su mirada se posó sobre el reloj en su muñeca, ciertamente impaciente, había seguido cada paso de su rutina normativa pero cierto descuido lo detuvo. Su vehículo, no podía creer que pasó por alto el tan patético hecho de tenerlo aún en revisión, un error como este para aquel que sigue un orden de las cosas significaba frustración; frustración, enojo, estrés y mal humor. La simple idea de no controlar cualquier tipo de imprevisto lo atormentaba ¿Cómo él, un ser metódico que siempre buscaba y hallaba el perfeccionismo podía permitirse un tropiezo? era insulso el solo pensarlo.
Incluso algo tan simple fue suficiente para desestabilizarlo, dentro de sí mil pensamientos cruzaban como rayos incesantes clavándose hasta el más recóndito lugar sin obtener, al menos un minuto de descanso. Y es que, a medida que pasaban los minutos, el erizo perdía la poca paciencia aún persistente. Ahí, parado en la acera, bajo el sol abrazador en espera del bus local, con ese traje estrecho que no hacía más que ahogarlo junto a su paraguas levantado, ciertamente en un vano intento de protegerse ante una posible insolación.
Pensó en detener un taxi, sin embargo, su paranoia o falta de confianza descartaban la idea. ¿Por qué se complicaba tanto? no tenía la respuesta, tampoco deseaba buscarla, no en ese momento. En todo caso, ya se encontraba planificando el recorrido y por nada del mundo pensaba cambiarlo.
"8:19, 20 y 21 en punto. Tres minutos exactos"
Se dijo, repasando mentalmente cada tramo por parte del camión, si bien detestaba estar rodeado por gente bulliciosa junto a los espacios reducidos del mismo, no iba a negar que en épocas pasadas él solía esperarlo con ansias, claramente cuando su salario fijo jamás pasaba del mínimo y ese autobús lo llevaba de su universidad, a casa, de casa a su trabajo, así constantemente. Rio internamente y casi por instinto cerró ambos ojos, rememorando.
Al abrirlos, divisó como este se acercaba a su parada, justo en el tiempo estimado. Una sonrisa irónica surcó sus labios mientras cerraba la sombrilla y subía al autobús. Seguido de ello, dio el respectivo dinero antes de buscar algún sitio vacío, ya que, para su suerte, no se encontraba lleno del todo. Solo unas cuantas personas ocupando los asientos mas cercanos al conductor. El erizo eligió uno próximo a la ventana, queriendo al menos despejarse por todo lo que restaba del trayecto o recibir el tan esperado viento contra su rostro.
Luego de unos cuantos segundos en donde se acomodó, el motor rugió, ruidoso tal cual como lo recordaba y en seguida el vehículo se puso en marcha, dejando atrás la parada. Las vías pasaban fugaces ante él, las calles se hallaban abarrotadas de una multitud intranquila junto a coches o motocicletas ensordecedoras, incluso unos cuantos pasajeros iban hablando por teléfono teniendo conversaciones que a él claramente no le importaban, creando sin querer una atmosfera que, de algún modo extraño, lo hacían perderse en sus pensamientos, ajeno al bullicio en general.
Y así continuaron varios minutos, donde el erizo finalmente levantó su mirada fijándose en que pronto llegaría a su destino, quiso levantarse, pero no se esperaba que el conductor pisara con fuerza el freno. Un movimiento brusco que lo hizo impactar de seco con el respaldo del asiento delantero generó la sorpresa en los demás, al parecer estos solo habían sufrido una pequeña impresión por el susto. Genial, pensó mientras agarraba a tientas el paraguas que ahora yacía en el suelo y sin perder de vista la salida rápidamente se reincorporó, dándole una señal al conductor que se detuviera.
Estuvo a nada de echar una maldición cuando una vez fuera, se percató que había tomado el paraguas equivocado. ― Increíble. ― murmuró notando el pequeño hueco que se hallaba en la tela, ese día no podía ir peor ¿verdad?
Con un suspiro de resignación emprendió su caminata hacía las imponentes puertas de aquel gran edificio que él mismo llamaba su tormento y razón de vivir. Su trabajo, una prestigiosa revista de moda en metrópolis, donde el ajetreo constante lo recibía cada día pero que en varias ocasiones esto resultaba acogedor, era allí donde su pasión con la moda se mezclaba con la ávida escritura creando un sinfín de artículos prodigiosos, siendo estos el gusto de varios lectores fieles.
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❝SECOND BEST ― SONADOW/SONKNUX ❞
FanfictionDos almas fusionadas junto a un tercero desdichado, el desenlace siendo análogo al igual que aquellas narraciones banales plasmadas en tinta. No obstante ¿qué pasaría si es contada y vivida desde una perspectiva diferente? un lamento por lo que pudo...