she is a curse...

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Manjiro


Habíamos llegado a la mansión después de unos días fuera. Teníamos asuntos pendientes que atender, pero ahora estábamos de vuelta. Al cruzar la entrada hacia la sala fui recibido con una energía abrupta de Violeta.

Violeta:¡Bienvenidos a casa! —gritó con entusiasmo, lanzándose hacia mí con la clara intención de besarme.

Con un movimiento suave, extendí mi mano y la empujé levemente, haciéndola retroceder sin mucho esfuerzo.

Mickey: Manos fuera —dije, pasando a su lado sin mirarla, completamente indiferente a su efusividad.

Clare: ¡Señor Sano! —una voz me llamó desde la distancia. Era la nodriza de Yuki, quien se acercaba con pasos apresurados—. ¡Qué bueno que ya ha vuelto!

Mickey: ¿Sucede algo? —la miré sin cambiar mi expresión.

parecía nerviosa, sus manos apretadas frente a ella.

Clare:Es la señorita... —susurró, y de inmediato todas las miradas se dirigieron a ella.

Sanzu, que estaba siendo abrazado por Violeta, apartó a la mujer bruscamente.

Sanzu: ¿Le pasó algo a Yukime? —preguntó con evidente preocupación.

Clare: La señorita no ha bajado a desayunar ni a comer desde la muerte de sus mascotas, y no responde cuando tocamos la puerta —admitió, el tono de su voz cargado de inquietud.

Takeomi:¿Shiro y Kuro murieron?—frunció el ceño

Sentí una punzada en el pecho. Shiro y Kuro... esas dos criaturas habían estado con nosotros durante tantos años. Si nosotros estábamos sorprendidos, no podía imaginar cómo lo estaría Yuki.

Ran:¿No entraron a verla? —preguntó con su tono más directo.

Clare: Lo intentamos, pero no respondió —dudó, claramente incómoda.

Kokonoi: ¿Cómo que "lo intentaron"? —entrecerró los ojos.

Clare:—tragó saliva antes de continuar. —Ayer, cuando le llevamos algo de comida, no respondió. Apenas abrimos la puerta, lanzó un cuchillo directo a la cabeza de una de las criadas.

La confesión provocó un escalofrío en la sala. Por alguna razón, no me sorprendía. Esa era mi hija, después de todo. Suspiré y me dirigí hacia las escaleras.

Mickey: Voy a verla.

Clare: Muchas gracias, señor Sano.—hizo una reverencia profunda.

Violeta: Ash, es solo una fase de la adolescencia. No tiene nada. No pierdas tu tiempo, amor —protestó con desdén—. Eran solo dos gatos raros, no es tan importante.

Rodé los ojos, ignorándola nuevamente mientras subía las escaleras. A mi alrededor, la nodriza, Violeta y una bola de chismosos, que supuestamente eran mafiosos, me seguían.

Al llegar a la puerta, toqué suavemente.

Mickey: Linda, abre la puerta, ¿sí? —llamé con voz calma. No hubo respuesta, como lo esperaba. Intenté girar la perilla, pero la puerta estaba con llave. Suspiré y me volví hacia Clare—. ¿La llave?

Clare asintió apresurada y me la entregó. Abrí la puerta con cuidado, pero al entrar, la habitación estaba vacía.

Mickey: No... de nuevo —murmuré, mirando la ventana abierta.

Sanzu:¿Sucede algo, mi rey?—apareció detrás de mí, con el ceño fruncido.

Mickey: Vayan a buscarla a la ciudad —ordené, sin más explicaciones.

La hija del rey: La Tragedia Que Pudo Evitarse (Editado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora