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Felix sintió a su lobo enloquecer dentro de él, agitándose con una intensidad que apenas podía contener

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Felix sintió a su lobo enloquecer dentro de él, agitándose con una intensidad que apenas podía contener.

Era una sensación familiar, similar a la conexión que había experimentado la noche anterior durante el plenilunio. 

Tragó saliva, intentando ignorar la urgencia de su lobo, pero era difícil ignorar la presencia del alfa a su lado.

No estaba acostumbrado a sentirse así. 

Una mezcla de ira y felicidad se agitaba en su interior, una batalla entre su orgullo herido y la emoción que su lobo le transmitía al reconocer a su predestinado.

Observó al alfa detenidamente, notando cómo llevaba un abrigo de cuello largo que cubría su cuello. Felix sabía que estaba ocultando algo: la marca.

El alfa parecía absorto en su celular al principio, pero luego levantó la mirada, como si sintiera los ojos de Felix sobre él. 

Sus ojos se encontraron de reojo, y Felix sintió un cosquilleo en la piel al notar la intensidad de esa mirada.

Felix desvió la mirada inmediatamente, sintiendo que su corazón latía con fuerza. 

Temía que el alfa llegara a reconocerlo, ya que podía sentirlo a través de la marca. 

Era algo muy nuevo y extraño para él, y no sabía cómo funcionaba esa conexión que había dejado en el alfa.

Pero estaba seguro de que podría reconocerlo, o al menos sentirlo cerca.

Se quedó quieto en su asiento mientras el avión despegaba, sintiendo el bullicio de las personas a su alrededor. 

Niños llorando, personas hablando, era un ambiente que no lo incomodaba, pero que sí resultaba molesto. 

Observó a las personas a su alrededor, preguntándose qué pasaría por sus cabezas. 

Nadie allí sabía que el era uno de los mafiosos más peligrosos de toda Corea, y no entendía por qué le excitaba esa idea.

Suspiró, sabiendo que sus feromonas probablemente ya se estaban esparciendo por todo el avión. 

Podía sentir la mirada del alfa a su lado de nuevo, había sentido su olor, y eso solo aumentaba su confusión y nerviosismo.

No planeaba entablar conversación con ese alfa, sabia que podía terminar muy mal, no necesitaba más problemas, aunque su lobo le pidiera una y otra vez que le hablara para romper aquella pequeña barrera entre ellos.

Su plan era esperar a aterrizar e irse a algún barrio de mala muerte donde solían tener algunas de sus bases.

Quizás no volvería a ver ese alfa nuevamente en su vida.

Finalmente, el avión alcanzó la altitud de crucero y el capitán anunció que era seguro moverse por la cabina. 

Aprovechó la oportunidad para levantarse de su asiento y estirar las piernas, tratando de despejar su mente.

Sombrαs Cruzαdαs | HчunlıxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora