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Hyunjin entrecerró los ojos, irritado por la oscuridad que lo envolvía en aquella pequeña habitación, la misma que llevaba horas, quizá días, sintiendo como una prisión

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Hyunjin entrecerró los ojos, irritado por la oscuridad que lo envolvía en aquella pequeña habitación, la misma que llevaba horas, quizá días, sintiendo como una prisión. 

No sabía cuánto tiempo había estado ahí, pero la impaciencia lo estaba carcomiendo. 

La cuerda que lo ataba a la silla le raspaba la piel a cada movimiento, intensificando su frustración.

"¿Cómo mierda terminé aquí?" murmuró, sarcástico, aunque no había nadie para escucharlo.

Era irónico, en serio. 

Lee Felix, el heredero de la mafia enemiga de la suya, había decidido secuestrarlo. 

Y lo peor de todo, eran predestinados. 

Hyunjin soltó una risa corta y amarga, la ironía del destino casi lo hacía querer pegarse un tiro. 

¿Felix? No podía haber más razones para desconfiar del destino, ¿no? ¿Un puto cambiaformas? La situación era más absurda de lo que podía procesar.

Observó el cuarto, apenas iluminado por la luz que se filtraba a través de la puerta entreabierta. 

Al fondo, podía escuchar la música de lo que parecía ser un bar o club cercano, las risas y voces apagadas por las paredes gruesas. 

La cuerda presionaba su torso, atado con tanta fuerza que moverse era una ilusión. 

¿Así iba a acabar todo para él? ¿Secuestrado y a merced de un omega?

El alfa no alcanzaba a comprender qué diablos estaba haciendo Felix. ¿Qué pensaba? ¿Por qué simplemente no lo había matado?

Como si lo hubiese invocado con el pensamiento, la puerta se abrió de golpe, y el sonido de la música se hizo más fuerte por un instante. 

Una silueta delgada tambaleante cruzó el umbral.

Era él.

El aroma dulzón a alcohol y feromonas omega llenó la habitación, impregnando el aire con una mezcla embriagante y sofocante. 

Felix estaba en un estado deplorable, su mirada perdida y las pupilas dilatadas lo delataban. Hyunjin lo observó, escaneando cada detalle de su apariencia. 

El traje que llevaba puesto... revelador, por decir algo. ¿Qué mierda tenía puesto?

"Mantén tus malditas manos lejos de mí, Felix" gruñó, su tono bajo pero amenazante.

El omega rió. 

Fue una risa entrecortada, casi ahogada por su estado de embriaguez, mientras se acercaba tambaleándose y, sin previo aviso, se dejó caer sobre el regazo del alfa. 

Hyunjin tensó los músculos, odiando la sensación de vulnerabilidad que lo invadió. Miró al omega, notando sus ojos dilatados, confirmando lo que ya sospechaba: estaba drogado.

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⏰ Última actualización: Sep 30 ⏰

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Sombrαs Cruzαdαs | HчunlıxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora