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« El día que te conocí. »

Bahía de Balar,
diciembre 22, 2023.

Sophie Jones.

¿A quién se le ocurre mudarse cerca de noche buena? En su sano juicio a nadie. Solo a mis papás. Nada más a ellos se les antoja cambiar de ciudad en estas fechas festivas.

La verdad no sé que pasa por sus cabezas, pero en fin. Ellos mandan, al menos el lugar no es feo, mi mamá menciono que viviríamos en la Bahía de Balar. Por lo que me apareció en internet, todo es muy bonito, es como si ahora fuéramos a vivir de vacaciones. Lo digo porque Bahía de Balar es como el lugar a dónde las personas van a vacacionar.

Lo único malo es que me tuve que alejar de todos mis conocidos en la antigua ciudad. Ahora tendré que empezar de nuevo, hacer nuevos amigos, conocer nuevos lugares y bueno. Tampoco lo veo como si el mundo se fuera a acabar, a mí me gustan los nuevos comienzos, conocer gente, lugares, sabores, formas etc.

Mis padres Ariadne y Joe, vienen en los asientos de adelante, mientras yo en el de atrás. Vengo casi como niña pequeña, viendo todo por la ventana.

La carretera es entre grandes montañas, no me imagino siquiera como estará el lugar en vida real. Puede que las fotos de internet no sean como tal es en la realidad.

- Hubiéramos podido llegar en avión, ¿no? -envoco asomándome por ese espacio que hay entre los dos asientos delanteros.- Ya comienzo a aburrirme, el camino es medio largo.

Mamá no quita la mirada del camino, solamente niega con una pequeña sonrisa y dice;

- En Bahía del Balar no hay aeropuerto, hija.

- Ah. -expreso levantando ambas cejas.- Ahora lo entiendo todo.

Escucho que los dos rien.

No me queda de otra más que tener paciencia. No creo que el lugar sea tan lejos todavía. ¿Verdad? Llevamos de camino como tres horas y media, supongo que estaremos a casi nada de llegar.

No sé cuánto tiempo pasó, pero cuando llegamos me sorprendió que el lugar fuera mucho más hermoso que lo qué se apreciaba en las fotos de internet. Bahía de Balar es simplemente espectacular y la decoración navideña hace que todo luzca como de esas películas juveniles de internet. El olor a sal llega a mi nariz y con ello las ganas de ir a conocer cada parque de aquí también.

Las cosas son playeras, todas tienen ese toque colorido y lindo. Tan pronto llegamos a la casa que compraron mis padres, baje del auto para seguir admirando cada detalle. La casa es genial.

- Está hermosa. -exclamo entusiasmada.- No pierden el buen gusto, eh.

- ¿Te gusta? -pregunta mi papá bajando las maletas de la cajuela, yo asiento.- Que bueno, porque este será tu hogar por un largo tiempo.

- Lo mejor de todo es la vista. -mamá suena igual de entusiasmada que yo.- En este lugar no te aburrirás hija, hay tantos lugares hermosos que no te imaginas.

- ¿Y cuando salimos a conocer? -pregunto tomando dos de mis maletas.- Ya me anda por explorar cada lugar.

- Primero lo primero, chicas. Debemos acomodar todo en su lugar. -esa idea no me agrada, al parecer a mi mamá tampoco, por lo que ambas bufamos.

- Pero lo podemos dejar para más tarde, pá. -le digo en berrinche.

- Bueno, tu papá tiene razón. -creí que mi mamá estaba de mi lado, pero al parecer no.- Primero lo primero.

Lluvia de Estrellas © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora