Capítulo III

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El día fue básicamente el mismo que el anterior. Mientras Fernando entrenaba, yo hacía mi nuevo trabajo. No tuve que hacer mucho, ya que el día anterior había hecho muchísimo más de lo que me habían mandado, y me había quitado trabajo de delante.

Cuando el entrenamiento terminó fuimos a comer al hotel, todos juntos. Los pilotos me estaban integrando mucho, no me hacían sentir excluida, y me incluían en todos los planes que hacían.

Fernando y yo... Bueno, nos habíamos dejado de hablar tanto desde que había encontrado ese collar en el suelo. No quise hablar de ello, y cuando intentó preguntarme, yo me puse a la defensiva y acabamos peleando. Así que ahora que estaba en el balcón tomando el sol, decidí que era buena idea para disculparme.

—¿Fer?— lo llamé mientras me sentaba en la silla contraria. Él se sentó recto para mirarme.

—¿Qué?

—Quería pedirte perdón.

—No te preocupes, entiendo que no quieras contarme sobre el collar. Han sido demasiados años sin hablarnos, supuse que ya no tendrías la misma confianza en mí...

—¡No! No es eso— dije enseguida.

—¿Y entonces? ¿Por qué no quieres contármelo?

Suspiré y miré las vistas. Eran unas vistas preciosas, ya que se veía la playa, el mar, palmeras...

No quería hablar de ello. No quería contárselo, y mucho menos ahora, que era algo que había pasado recientemente. Solo de pensarlo los pelos se me ponían de punta, la piel se me erizaba, y el corazón me latía a toda velocidad.

—Fer, algún día te lo contaré. Te pido, por favor, que no me hagas hablar de ello ahora. ¿Vale?

Fer apretó los labios y asintió con la cabeza entendiéndome.

—Vale.

Luego se levantó y me invitó a que fuéramos a dar una vuelta. Era realmente incómodo que fuéramos por donde fuéramos, salieran periodistas hasta de las alcantarillas para entrevistarlo. Incluso me sorprendió que me entrevistaran a mí.

1 día después:

Día de la carrera. Fernando estaba muy nervioso, bueno todos lo estaban, aunque era normal. Incluso yo lo estaba, y no iba a correr. Estaba nerviosa, y sobre todo, porque me habían asignado el trabajo de cambiar las ruedas cuando fuera necesario. No podía parar de sobre pensar. ¿Y si la ponía mal? ¿Y si me faltaba un tornillo? ¿Y si no era lo suficientemente rápida?

Había estado practicando antes de la carrera, y no había fallado ni una sola vez a pesar de ser la primera vez que trabajaba de eso, pero una cosa es saber que es una práctica y sabes que puedes fallar, a que sea una carrera oficial y que no puedas fallar, no solo porque fallas en tu trabajo, sino porque le fallas al piloto, y le arruinas una oportunidad de ganar una carrera que puede ser muy importante para él.

La carrera comenzó, y todos los coches salieron como balas. Las primeras vueltas eran de las que menos me tenía que preocupar, ya que los neumáticos estaban perfectos; mientras más vueltas, más se gastarían, cuando entraran al pit ya me pondría más nerviosa.

La carrera la iba liderando Max Verstappen, no me sorprendió en absoluto, esta temporada la llevaba a la perfección, podría decirse que era su temporada perfecta.

Llevaban más de 10 vueltas, y tocó una de las paradas en el pit. Charles entró y en cuanto se posicionó delante, intenté cambiar las ruedas lo más rápido que pude, le pusimos ruedas medias, ya que luego haría otra parada más y le pondríamos las duras. 1.90 segundos tardamos en total. No estaba para nada mal, el récord estaba en 1,80 segundos, nosotros no lo habíamos batido, pero no habíamos estado tan lejos.

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