Capítulo 1

5 0 0
                                    

Años atrás...

Todo el mundo corría por todos lados, se escuchaban los gritos de desesperación por todo el lugar, los niños y niñas estaban muy asustados y yo... Yo solo estaba parada en medio de todo mientras intentaba ayudar con mi las flechas que disparaba desde mi arco mirando como todo pasaba con lentitud ante mis ojos.

¿Cómo podía estar eso pasando? ¿Quién sería tan despiadado? ¿Por qué nos tenían tanto odio?

- ¡Tienes que salir de aquí! - dijo mi madre tomándome por los brazos y llevándome cerca del bosque provocandoque mi arco cayera de mis manos.

- ¿¡Qué!? ¿¡De qué hablas!? ¿¡Dónde está papá!? -pregunté rápido y a ella se le empezaron a llenar sus ojos de lágrimas.

-Tu padre... ¡Tu padre ya no está! -dijo ella y yo sentí que todo a mi alrededor se detuvo.

No podía ser posible, él era el líder, él era el más poderoso, él era bueno, él no podía morir.

- ¿¡Qué!? ¡No, no, no, son mentiras! ¡Por favor dime que no es verdad! -dije rápido pero ella no respondió.

La vi desplomarse y rápidamente la tomé para ver en su espalda una flecha incrustada.

- ¡No! ¡Mamá! -dice acercándome a ella.

- ¡Son ellos! ¡Los cazadores negros! ¡Tienes que salir de aquí! -dijo tomando mi mano.

- ¡No, no te dejaré sola! -dije rápido con lágrimas en mis ojos.

- ¡Por favor! ¡No quiero irme sabiendo que no pude protegerte! -dijo con voz cansada.

- ¡Mamá yo...no sé...no sé qué hacer yo... No puedo...! -me corto.

- ¡Tienes que irte rápido, sal de aquí! ¡Busca una manada o un Reino cercano y quédate ahí, pide ayuda! ¡Ellos te ayudarán! -dijo y volteo un poco para atrás.

- ¡Tienes que irte ahora! -dijo haciendo con sus manos un movimiento que creo una bola de magia pequeña y de color azul.

- ¡Mamá! ¿Qué es...? -no me dejó terminar pues rápidamente la colocó en mi corazón y me hizo sentir que todo pasaba lentamente nuevamente pero esta vez estaba un poco mareada.

- ¡Vete! -dijo empujándome, logre ver a las cazadores negros cerca y me aleje de mi madre- ¡Por favor hija...vive por mí! -finalizó cerrando los ojos y suspirando por última vez.

El verla ahí tirada en el suelo me hizo querer ir corriendo con ella, pero ya estaba decidido, viviría por ella y cobraría venganza por los que hicieron esto.

Me acerque más a la entrada del bosque y las deje salir. Mis alas rojas como la sangre se extendieron en un gran tamaño llamando la atención de todos los cazadores cercanos.

Sin perder tiempo me elevé en el aire y empecé a andar con rapidez.

Ellos venían detrás de mí, esas alas blancas y las flechas que llegaban a rozarme me lo demostraban.

Seguí andando mientras esquivaba lo más que podía las flechas y unos que otros árboles, cada vez iba más abajo y eso no era bueno.

Una flecha rozó mi cara y al tocarme veía como el color negro se apoderaba de mi mano, estaba muy claro.

Las flechas envenenadas poco a poco iban lastimando más mis alas y mi cuerpo.

Mi vista se empezó a nublado y empecé a cansarme muy rápido cayendo de golpe entre los árboles pues por el dolor mis alas se ocultaron. Las heridas que dejaron las ramas de los árboles más las de las flechas me hacían querer desplomarme, pero no lo haría, cumpliría la petición de mi madre y viviría por ella.

Me levanté y empecé a correr.

- ¡Eres una abominación y a las abominaciones las exterminamos! - gritaron a mi espalda

- ¡Púdranse! -dije con fuerza la única palabra que se me vino a la mente, por no decir que es la única ofensa que se.

Jamás volteé, no quería perder tiempo, sentía que mis piernas quemaban y estaba más que agotada, ya no quería seguir corriendo y mi cabeza pedía que me detuviera pero mis pies andaban solos.

Hasta que sentí como atravesé una muralla, era obvio que había entrado a un territorio que ellos no podían pisar, se detuvieron de inmediato a la orilla de la muralla y por más que gritaban yo ya no podía escucharlos.

Intente seguir caminando, intente moverme más de tres pasos pero mi cabeza daba vueltas y mi corazón latía errático.

Sentí como mis piernas empezaban a fallar y me desplomé sin importarme nada más.

Veía a lo lejos un gran castillo que imponía por su tamaño, se veía espeluznante, pero eso en este momento no importaba.

Ya estaba a salvo, los cazadores negros ya no podían alcanzarme y ya no podían lastimarme, podía cerrar los ojos para descansar un poco...

No sé qué paso, tampoco sé dónde estoy o como llegue aquí.

Caminaba por el sendero alumbrado que se hallaba en medio del bosque hasta llegar al enorme lago que había.

Me acerqué cuidadosamente al lago mientras miraba alrededor y sentía que a lo lejos alguien hablaba, sentía mi cuerpo tan ligero que parecía que me levantaban por el aire.

Llegué al lago y lo primero que hice fue mirar mi reflejo en el agua y sin esperarlo mi madre apareció a mi lado, la impresión y la felicidad me hizo voltear pero ella no se encontraba ahí.

Mire nuevamente mi reflejo en el lago y mi madre esta junto a mi nuevamente.

-Mamá...- por más que quise hablar no podía hacerlo.

-Mi pequeña...- dijo ella inclinando la cabeza hacia un lado con una gran sonrisa -Ahora estas a salvo- dijo feliz.

- ¿¡Por qué nos hicieron esto!? -pregunté con lágrimas en los ojos que caían al lago moviéndolo un poco.

-Es algo que tarde o temprano iba a pasar- dijo ella con tranquilidad.

- ¡Yo los hare pagar, yo me vengare por lo que les hicieron! -dije triste y molesta a la vez.

-Tu padre y yo jamás te enseñamos eso, no nos gustaría que guardes odio hacia nadie, pero...-dijo mirándome cálidamente, como me miraba siempre que me sentía mal al no poder salir al mundo exterior -Debes de prepararte- dijo con seriedad.

- ¿Prepararme? ¿Prepararme para qué? -pregunté confundida eliminando las lágrimas que seguían bajando por mi mejilla hasta caer al lago.

-Para la guerra que se avecina- dijo y yo me sorprendí, la única vez que escuche hablar sobre una guerra fue a mi padre antes de que todo sucediera y termino por sacarme de la habitación donde se hallaba para que no escuchara.

-Debes estar prepara y no hay mejor preparación que con criaturas que te ayudaran en el proceso, pero algo si te digo...no sabrás de que hablo hasta que estes completamente preparada, por ahora solo tienes que despertar... ¡Despierta Alaya! -dijo ella y sin decir nada más abrí los ojos y respiré rápidamente sin entender que había pasado o donde estaba...  

  

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Ecos de Plumas y ColmillosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora