Capítulo 4

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- ¡Estoy esperando la respuesta! -dije molesto

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- ¡Estoy esperando la respuesta! -dije molesto.

- ¿Por qué estas molesto conmigo? -preguntó confundida, pero de manera tranquila.

- ¡No estoy molesto contigo! -dije sin mirarla - ¡Quiero respuestas! -finalice con molestia.

-Pues...atacaron mi aldea -dijo y yo pose mis ojos en ella nuevamente, mientras ella empezaba a ocultar sus alas. Me molesta verla lastimada, saber que alguien le hizo daño y no estuve ahí para protegerla.

- ¡Continua! -exigí y ella dio un paso para atrás.

- ¡La destruyeron toda, solo yo pude salir con ayuda de mi madre y pues... solo volé sin dirección, pero me habían envenenado, no tarde mucho y caí! -dijo bajando la mirada y rápidamente volviéndola a subir, me molesta verla triste y no saber cómo consolarla. Después de la muerte de mi hermano ya no puedo si quiera darle mis condolencias a alguien.

- ¿Qué pasó después? -la mire serio intentando desvanecer mi molestia.

- ¡Corrí con toda la adrenalina que tenía acumulada y me desplome al cruzar tu barrera, no quería entrar en tu territorio, lo juro! -dijo seria.

-Y ¿Qué piensas hacer? -pregunté con la misma mirada.

-Recuperarme y salir de tu territorio para... - no la deje terminar.

- ¡Eso no pasará, ahora eres de mi propiedad! ¡Me debes tu vida y por lo tanto serás mía pues ya no tienes a donde ir! -dijo molesto nuevamente, imaginarla salir de aquí y que alguien más le haga daño o peor aún alguien más pose sus manos en ella de forma indebida me consume.

- ¿Cómo te llamas? -preguntó mirándome mientras cambiaba de tema.

- ¡Keiran Mordred, el Rey Vampiro y dueño de las tierras del sur! -dije en tono fuerte enderezando completamente mi espalda tras la tensión que sentía mi cuerpo a tal pregunta.

- ¡Un gusto Keiran, yo soy Alaya Luján! -dijo extendiendo su mano hacia mí en forma de saludo, la mire fijamente y me cruce de brazos tras ver su intento de plan.

Es como un libro abierto, leerla es demasiado fácil, cambiar de tema y comportarse amable después de cómo la trate solo me hace saber qué quiere utilizarme y a mí nadie me utiliza como si fuera un objeto desechable. Retiro la mano lentamente y volvió a mirarme.

-Entonces... ¡Soy tu pareja eterna! -dijo segura y yo la mire seriamente.

- ¡Llegas tarde! -dije en tono molesto.

- ¿Cómo? -preguntó confundida.

-Ya tengo una pareja- dije seguro mientras la miraba fijamente y el brillo que empezaba a formarse en sus ojos me hizo saber que algo sintió al escucharme.

Ecos de Plumas y ColmillosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora