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- Llamada entrante... la toxica-
- Hola.
- ¡Maldito me dejaste plantada anoche! Black grita al otro lado del celular.
-Bostezo- De verdad estaba agotado. No se cómo llegue a casa anoche, lo último que recuerdo es estar caminando sin rumbo alguno y luego desperté aquí en mi apartamento. "Algún día no terminare volviendo" me digo a mí mismo.
- Perdón, estaba muy cansado. Termino respondiendo.
La verdad es que no soy bueno para fingir o decir mentiras, así que mi voz sale sin una pisca de arrepentimiento solo se escucha una fría seriedad.
- ¡Claro! Pero para seguir a la otra zarrapastrosa no estaba cansado. Menciona Black y puedo imaginar por el tono de su voz la expresión de satisfacción al decir zarrapastrosa.
- No molestes, aparte te deje un regalode cumpleaños.
Conozco bastante bien a Black y sé que no me perdonaría el dejarla plantada a menos que le diera un buen regalo.
- Es cierto y que buen regalo. Responde Black con tono alegre.
- Tengo que dejarlos ir pronto o ¿puedo jugar un poco más? Me pregunta con una alegría picara.
- Recuerda que son humanos.
Me siento en una silla alta divisando el hermoso paisaje que tengo en frente, con una taza de café caliente en mis manos. Mi apartamento es un Loft concepto abierto de dos plantas estilo industrial, con un pequeño balcón y un gran ventanal que permite pasar la luz natural a todos los lugares de la casa, ubicado en el piso 18 de un conjunto de apartamentos en una de las zonas más tranquilas del lugar, con una vista a las montañas que lo hace perfecto.
- Estos han aguantado más de lo que esperaba a pesar de ser humanos. En otras noticiasun pajarito me dijo que no te vio con la princesa anoche.
- ¿De casualidad conozco ese pájaro o más bien perro?
- Tal vez, pero, eso no es lo importante. ¿Porque no le hablaste?
- ¿Desde cuando tienes tanto interés por lo que pasa con ella?
Black suspira al otro lado del teléfono.
- Vale, vale. Nos vemos después... estoy algo ocupada, bye, bye. Black cuelga la llamada.
"Supongo que los otros dos ya se levantaron para el otro round". Pienso mientras muevo mi cabeza con desaprobación pero cierta complicidad.
Termino lo que me queda de café y paso a mi oficina que está justo enfrente de mi habitación en la segunda planta, mientras me preparo mentalmente para ver los correos electrónicos que tengo acumulados.
