En las blancas manos del castaño había una pequeña canasta llena de bayas, algunas manzanas y un par de tomates, los alimentos lucían frescos y algunos tenían gotas de rocío recorriéndolos.
El rubio traía puesto un hanbok color azul celeste resaltando su piel blanca y botas de cuero negras, en su cabeza solo había una mata de pelo rubio y en su muñeca izquierda un rosario color marrón oscuro.
En su frente había algunas gotas de sudor a causa del esfuerzo de subir la montaña a buscar alimentos, su respiración era entrecortada y los rosados labios del chico estaban algo secos por estar tanto tiempo bajo el sol del mediodía.
Sunghoon suspiró cuando finalmente logró alcanzar la roja manzana que se encontraba en el árbol frente a él, al tomarla en sus manos una pequeña sonrisa se instaló en sus labios, sus ojos se curvaron ligeramente.
El rubio colocó la manzana en su cesta y con dificultad comenzó a bajar la montaña, sus pasos eran cuidadosos, ya que podría tropezar y rodar montaña abajo.
En media hora logró bajar la montaña, cuando lo logró ya eran casi la una de la tarde, lo supo por la posición del sol el cual ya había bajado ligeramente.
Sunghoon dio un suspiro de alivio, el cual no duró mucho al escuchar quejidos cercanos a su posición.
El conejito dudó por poco tiempo, se encaminó hacia donde podían escucharse los quejidos de dolor.
El rubio se fue acercando cada vez más al origen de los sonidos, parecían ser de un cachorro y eso le hizo angustiarse. Sunghoon llegó a un árbol muy viejo, allí en la base del mismo había un pequeño cachorro de tigre.
El cachorro tenía piel naranja con rayas negras al igual que un tigre común, la única diferencia era el extraño y lujoso collar alrededor de su pequeño cuello.
El rubio frunció el ceño al notar la herida en una de las patas traseras del cachorro. Su corazón latía con fuerza, claramente el cachorro era un posible peligro para él, pero no podía simplemente dejarle allí, un depredador más grande podía matarlo muy fácilmente.
El tigresito miró a Sunghoon con cautela y advertencia, era una mirada muy feroz pero que, por alguna razón, no le asusto para nada.
Sunghoon tragó grueso y con determinación comenzó a acariciar el lomo del cachorro con ternura y suavidad, hacía esto para apaciguar el temor del pequeño.
El cachorro comenzó a gruñir, pero al parecer se cansó, ya que pronto no gruño más, solo se dejó acariciar. El rubio siguió con las caricias hasta que el cachorro estaba por completo calmado, la mirada del tigresito seguía al conejito mientras este lo acariciaba.
Sunghoon no se asustó y le brindó una brillante sonrisa, sus colmillos hicieron aparición, haciéndolo lucir muy tierno.
El cachorro quedó fascinado por la vista y pronto se volvió muy manso, incluso dejó que el rubio lo llevara en brazos.
Sunghoon decidió llevar el cachorro a su casa y cuidarle al menos hasta que su herida sanara, lo llevó en su brazo izquierdo mientras llevaba en el otro brazo su cesta llena de frutas y vegetales.
Los pasos del rubio eran rápidos, tenía que ayudar pronto al cachorro si no la herida podría empeorar, ahora agradecía a su padre por haber sido tan estricto con las prácticas de medicina.
El collar en el cuello del tigre parecía ser de oro, era delgado y en el centro tenía una pequeña campana que tintineaba con cada paso del rubio.
A Sunghoon le llamó la atención el objeto pero claramente no podía preguntarle al cachorro, pensó que sería alguna clase de identificación del pequeño o indicaba su status dentro de la tribu.
-Te llevaré a casa, allí trataré tu herida- dijo al cachorro, este no le contestó más que con alguna clase de maullido.
El conejo pronto llegó a su hogar, este era más o menos grande, paredes de barro, suelo de barro igualmente y las puertas eran de madera, había un par de ventanas y el techo era igualmente de barro.
Ambos ingresaron a la vivienda, Sunghoon dejo la cesta encima de una mesa de madera de roble, en la misma solo había algunas bolsas de tela llenas de dinero y paja seca.
El bebé tigre se retorcía en los brazos del rubio, Sunghoon notó esto y pensó que podría ser la herida por lo que fue a su habitación y dejo al pequeño encima de su cama.
El bebé tigre se quedó muy quieto mientras olfateaba el aroma de la cama; la misma estaba acomodada, al lado de la cama había una estantería llena de libros, la mayoría eran de medicina, al lado de esta estantería había una pequeña mesa con una hermosa caja roja encima, al lado de la misma había una lámpara de aceite, cerca de la puerta había un armario cerrado de tamaño mediano.
El tigresito movió sus ojos alrededor de la habitación mientras Sunghoon buscaba algo, el conejito abrió el armario dejando ver toda su ropa y zapatos, al igual que una caja grande de metal pintada de rojo.
-Aquí esta- murmuró el rubio.
Sunghoon tomó la caja y la colocó encima de la cama, cerca del bebé tigre, abrió la misma y pronto se vieron varios utensilios usados en la medicina.
Había ungüentos en botellas de vidrio pequeñas, plantas medicinales limpiamente cortadas, vendas, y otras cosas.
-Es hora de curar tus heridas, probablemente te duela, pero trataré de ser gentil- la hermosa sonrisa del rubio aturdió al tigresito, esos colmillitos volvieron a aparecer, en ese momento Heeseung decidió.
Ese conejito sería suyo.
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⭒Conejo & tigre | ૮ 𝖧𝖾𝖾𝗁𝗈𝗈𝗇 ა
Fanfic!Donde Sunghoon es un híbrido de conejo que al ir a recoger frutas para almorzar, encuentra a un pequeño bebé tigre y termina llevándolo a casa. Lo que no esperaba era que este pequeño en realidad ya fuera un adulto y quisiera tenerlo como compañero...