5: Conflicto en el cielo

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Eran las 8:30 de la mañana, estabamos mi hermana y yo haciendo un concurso de miradas para ver quién lavar la ropa cuando de repente tocan a la puerta. Yo como buen idiota que soy, pestañeé.

-Te toca lavar la ropa hermanito. -dijo Devil celebrando.

-Déjame abrir la puerta. -dije yo.

Al abrir la puerta vimos que era Mia, quién no parecía muy emocionada pero al menos mantenía la alegría.

-Oh, Mia, ¿qué haces tanto temprano por aquí? -pregunté yo.

-He de explicarte algo que ha sucedido en el cielo. -dijo Mia.

-Bueno, entra y me lo cuentas con tranquilidad, ¿si? -dije yo con tranquilidad.

Entró y me abrazó, noté como ella empezó a llorar como si el cielo hubiera desaparecido, yo la abracé como buena pareja que soy, entre lágrimas también empezó a sollozar. Como me sentía mal por ella le dije a Devil que pusiera la ropa en la cesta porque yo hablaría con Mia en la habitación. Al entrar en la habitación, senté a Mia con cuidado en mi cama y me senté a su lado.

-Dime, ¿qué ocurre? -le pregunté yo mientras la acariciaba.

-El cielo ha entrado en estado de guerra. -dijo ella aún sollozando.

Quedé impactado, se que el cielo no es asunto mío, pero vera mi novia tan triste y que venga a pedirme ayuda, me dejó sin palabras.

-¿Te ha dicho dios quien ha sido el causante? -pregunté.

-Dijo que demonios que están en contra del reinato tuyo y de tu hermana. -dijo ella.

Yo, demasiado impactado, salí corriendo hacia mi gabinete, fui a mis archivos y empecé a sacar los archivos desesperado, hasta que:

-¡Os encontré! -grité. -Devil, prepara el armamento, nos vamos al cielo a por unos delincuentes.

-Por fin te apuntas a algo divertido, hermanito. -dijo Devil.

Apunto de salir le dije a Devil que me esperara, solté mis cosas y fui a mi habitación para decirle a Mia que lucharía para que siga existiendo el cielo.

-¿Mia? -pregunté.

-¿Qué quieres, amor mío? -preguntó ella.

En ese momento se me puso la piel de gallina por como me llamó.

-Quiero decirte, -dije mientras agarraba su mano. -que voy a ir ahí arriba, hablaré con dios a ver que puedo hacer.

-Kiba, -dijo ella. -¿de verdad?

-Sí, Mia, eres una parte importante de mi vida, el cielo también, por ti, protegería tu hogar hasta que me corten los ojos. -juré.

-Awww, que mono. -me dijo ella mientras me cogía de la mandíbula.

-Bueno. -dije yo. -Ya me tengo que ir, cariño.

La levanté y nos dimos un beso, salí de la habitación, antes de salir cogí solo mis guantes.

-A puño limpio, como debería ser. -dije yo.

-Hermanito, llevan cuchillos y pistolas. -dijo Devil.

-Pues por fin pondré en práctica lo que llevo practicando. -dije yo.

Subimos arriba donde un ángel aguardaba nuestra llegada.

-Bienvenidos al cielo, señor Kiba y señora Devil, ¿qué les trae por aquí? -dijo el ángel.

-Venimos a ayudaros con el conflicto que lleváis ahí dentro. -dije yo.

Parece que se asustó mucho y nos dijo:

-¿Estáis seguro, lord Kiba? -preguntó el ángel.

-Demasiado. -dije yo.

El ángel abrió las puertas y de frente nos encontramos a dios, parecía preocupado. Nos contó como sucedió y una vez contada la historia le dije que Mia me lo contó, cuando nos dispusimos a ir a por los criminales, un objeto afilado cortó una parte de la pierna de mi hermana, dejándola herida y sin poder andar.

-Hermana, ¿estás bien? -pregunté yo.

-Rápido, dame la mano y entro en tu conciencia. -dijo ella.

Rápidamente agarré su mano y entró en mi conciencia.

-Muy bien, andando al talego, no me arruines el día. -dije en un tono serio.

Después de esta frase sentí algo frío clavándose en mis tripas, fue ahí cuando me di cuenta de que el cielo es una parte importante para mí porque es mi segundo hogar. Velozmente empecé a enfurecerme, mirando hacia la parte derruida por los criminales.

-No os perdonaré lo que habéis hecho. -dije gravemente enfadado. -En cuanto termine aquí, os llevaré a la guillotina por alta traición al reino.

Sin pensarlo, no dejé a ninguno de los criminales reaccionar. Ahí fue cuando me di cuenta de lo que era capaz. 8 horas después, quedaron exhaustos de manera que no se podían levantar, los agarré y le agradecí a dios.
Me doy vidilla para contar esto ¿vale, señor/a espectador/a?
Llegué abajo y mi hermana degolló a los criminales, volvimos con Mia, nos dijo que se quedaría en el palacio por unos días, además de avisar a su padre.

-Oye Kiba, -dijo Mia. -¿puedo dormir contigo en tu cama?

-Claro, si tu gustas. -dije yo.

Ella me abrazó y nos dimos otro beso, sin pensar que al dia siguiente, algo fuerte ocurriría en mi vida.

Deixis de SatánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora