Everybody is not the same...
El cielo sobre Londres estaba nublado, con nubes grises que amenazaban con liberar una tormenta en cualquier momento. En una calle ajetreada, dos figuras vestidas con túnicas negras avanzaban con paso decidido hacia el Ministerio de Magia. Belladonna Rosier, con su porte altivo y mirada fría, caminaba al frente, seguida por su hermana menor, Lyra Rosier, cuyos ojos verdes esmeralda brillaban con una mezcla de ansiedad y determinación.
Belladonna era la encarnación de la elegancia helada. Su cabello lacio y corto, de un negro azabache, caía impecablemente sobre sus hombros. Sus ojos color menta reflejaban una frialdad calculada, y su postura altanera dejaba claro que estaba acostumbrada a tener el control.
Lyra, por otro lado, era la imagen de una belleza etérea. Su cabello rizado, muy rizado y largo, caía en cascadas rebeldes alrededor de su rostro, creando un contraste marcado con su pálida piel. Los ojos verdes esmeralda de Lyra eran profundos y expresivos, siempre atentos a su entorno. A pesar de la tensión en su vida, su belleza irradiaba una calidez natural que atraía miradas a donde fuera.
Cuando llegaron a la entrada del Ministerio, Belladonna se volvió hacia Lyra, sus ojos menta destilando la habitual frialdad.
-Tengo una reunión importante con el ministro -anunció Belladonna-. No me esperes aquí. Ve a hacer algo útil con tu tiempo.
Lyra asintió, aprovechando la oportunidad de alejarse de la opresiva presencia de su hermana. Sabía exactamente adónde quería ir. Se despidió con un leve movimiento de cabeza y se dirigió a la salida del Atrio, pasando desapercibida entre el bullicio de empleados y visitantes.
Al salir del Ministerio, Lyra se dirigió rápidamente hacia el Hospital San Mungo para Enfermedades y Heridas Mágicas. Las calles de Londres parecían más frías y sombrías mientras avanzaba, pero no le importaba. Su mente estaba centrada en una sola cosa: visitar a su hermano Evan.
Evan Rosier, el hermano mayor de Lyra, yacía en una cama de hospital desde hacía meses. Tenía el cabello ondulado y oscuro, que enmarcaba su rostro ahora pálido. Sus ojos, que antes brillaban con un intenso color ámbar, estaban cerrados, ocultando la chispa vivaz que Lyra recordaba con tanto cariño.
Cuando llegó a San Mungo, el familiar edificio la recibió con su fachada aparentemente anodina, un antiguo almacén de grandes almacenes abandonado. Entró con determinación, el corazón palpitándole en el pecho.
Subió rápidamente las escaleras hasta el cuarto piso, donde se encontraba la Sala de Cuidados Intensivos Mágicos. Las visitas a Evan siempre eran difíciles, pero Lyra sentía que era su deber estar allí para él, especialmente dado que su familia parecía más preocupada por sus conexiones y reputación que por el bienestar de Evan.
Al entrar en la sala, el ambiente estéril y el suave zumbido de los encantamientos curativos la rodearon. Caminó hacia la cama de su hermano, donde Evan yacía inmóvil, su rostro sereno, como si estuviera en un sueño del que no podía despertar.
-Hola, Evan -susurró Lyra, tomando su mano inerte-. Soy yo, Lyra. Estoy aquí.
Sentada junto a él, comenzó a hablarle de todo lo que había sucedido recientemente, de sus estudios en Hogwarts, de las pocas alegrías y muchas preocupaciones que la rodeaban. Sabía que probablemente no podía oírla, pero hablar con él le daba consuelo, un momento de normalidad en su vida caótica.
Mientras hablaba, no podía evitar sentir un nudo en el estómago al pensar en el futuro. La creciente oscuridad en el mundo mágico, la presión de su familia y la incertidumbre sobre el destino de Evan pesaban mucho sobre sus jóvenes hombros.

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Todo Fue Un Mal Entendido
FantasíaLa historia sigue los pasos de James Potter y su inesperado vínculo con Lyra Rosier, una joven de una familia de mortífagos. A lo largo de los años en Hogwarts durante la era merodeadora, James y Lyra pasan de ser rivales a aliados inesperados, mien...