CAPÍTULO 9

19 3 0
                                    

Por la mañana la mano en mi hombreo de Minho hizo que me levantase de golpe, después de unos cuantos días, al fin había dormido en condiciones, lo necesitaba, me alisté y junto a Minho nos acercamos al hoyo donde se encontraba Thomas.

-El gran día verducho, seguro que no quieres quedarte ahí p- bromeó Minho haciendo reír a Thomas

-Sácame ya de aquí-

Los tres andamos hacia las puertas del laberinto las cuales se estaban abriendo progresivamente.

-a ver su entiendo el plan, vamos a la sección de hoy e investigamos, ¿cierto?- ambos chicos a mi espalda asintieron, una sonrisa apareció en mi cara

-Vamos allá- gritó Mingo y los tres empezamos a correr

Cruzábamos calle tras calle corriendo de un lado a otro, siguiendo a Minho, yo todavía no había hablado con Thomas desde ayer, pero ese tipo de pensamientos no le di importancia y seguir corriendo, corriendo, llegamos hasta la sección siete, la cual se encontraba abierta, la cual no debería estar.

-¿Tío no se supone que la sección siete no debería estar abierta en una semana?- pregunté extrañada mirando a Minho por encima de mi hombro

-debería- murmuró y empezó a andar a paso más lento

-¿Qué cojones es este sitio?- preguntó Thomas manifestándose por primera vez en todo el viaje

-Las llamamos aletas.-explico el asiático dando un trote más ligero, haciendo que ambos lo sigamos

En la esquina de una de las paletas, vi un pequeño peluche de un mono con ojos cocidos con botones y manchado de sangre, parecía viejo, era como si llevase ahí mucho tiempo, me paré en seco y agarré aquel peluche mirando lo extrañada, me sonaba de algo luego lo metí en mi mochila y volví a seguir a ambos chicos cuando estos me llamaron

-¿Megan?- Thomas me llamó mientras miraba el aparato que habían encontrado dentro de las tripas de lacerador fijamente -creo que nos enseña el camino-

-¿Está pitando?- pregunté extrañada siguiendo los pasos del azabache

Los cuales seguían al pitido que se hacía cada vez más fuerte, la cara de Minho era de flipando total y no tenía palabras que salieran por su boca, el pitido dejó de sonar cuando nos paramos delante de un túnel que nos dirigía a una puerta con lo que parecía un simple muro de yeso.

-Agh, solo es otro callejón sin salida- se quejó Minho a nuestras espaldas

-¿Me lo dejas?- le murmuré a Thomas Refiriéndome al aparato

Thomas me tendió el artilugio, haciendo que nuestras manos se chocasen y por primera vez en todo el día le miré a los ojos, el chico repitió mi acción, pero en seguida me giré y me separé un poco de el.

Empecé a girar sobre mi sitio, viendo si el aparato nos guiaba a otro lado, pero nada más di una vuelta la lucecita y el número siete que tenía cambio de rojo a un verde, haciendo que la pared de yeso que estaba detrás mío, se levantase haciendo que ambos chicos y yo nos asustamos y nos separamos un poco cuando desde la puerta salió una luz color rojo hacia nuestra dirección escaneando y al ver que no éramos seguramente un lacerado empezó a sonar una alarma fuertemente de emergencia.

-¿Qué coño ha sido eso?- preguntó Minho paranoico

-Tenemos que largarnos- agregó Thomas, ya que no tenía muy buena pinta

Los tres empezamos a correr, mientras que tomas le tiraba al asiático el aparato y con su mano libre, agarraba mi mano de forma instintiva haciéndome correr más rápido.

Las plaquetas que estaban antes de forma horizontal, ahora empezaban a cerrarse progresivamente empezamos a correr más rápido y me zafé del agarre de Thomas, cuando por uno de los pasillos, este me empujó hacia Minho, el cual ya había pasado las plaquetas que se estaban cerrando, ambos le empezamos a gritar a Thomas que cruzase ya porque si se quedase atrapado sería su fin.

Not time to dieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora