Alicia en el país de Joss

Capitulo 5

Alicia en el país de Joss (5)

Antes que nada, no me maten por esto, la inspiración no había tocado mi puerta, bueno, algunas veces lo hizo, pero estaba muy cansada o pasaba por momentos complicados.
Es increíble lo mucho que cambia la vida en apenas dos docenas de meses.

Bueno, ahora me encuentro en una nueva etapa de la vida, no ha sido fácil adaptarme a ello y es por eso que pospuse por mucho tiempo el escribir.

Quizá también se note el paso de los años en la redacción y dirección de la historia.

Sin más preámbulo, aquí está el siguiente capítulo.

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Alicia en el país de Joss (5)

Narrado por Joss

Joaquín me despertó con una llamada, estaba fuera de casa y me pidió irme con él a la universidad. Le pedí un par de minutos, tomé una ducha muy, muy rápida y salí.

—¿Qué te pasa?—dije a manera de saludo.

—Buenos días Joss— ahí estaba su semblante serio.

—Joder, ¿qué hice?—

—Te llevaste a una alumna de la universidad donde trabajas a un spa el fin de semana—

—Te faltó agregar cuál masaje pedimos—

—Mira, te lo voy a soltar así, porque no veo otra forma—

—Ajá— respondí con molestia.

—Alicia está medicada, tiene un trastorno—

—Ajá— ahora mi respuesta iba cargada de dudas.

—Es difícil para ella hacer amigos, porque tiene Trastorno Límite de la Personalidad—

—Uy, yo que pensé que me ibas a decir que era esquizofrénica y yo era parte de sus alucinaciones— respondí con sorna.

—Alicia intentó quitarse la vida hace unos años, debido a su trastorno no es una persona estable, sus relaciones son muy complicadas por sus cambios de temperamento—

—Wow! Ahora si te fuiste de boca Joaquín—

—Sé que no me toca a mí decírtelo, pero necesito que lo sepas, que veas donde te estás metiendo, es una maraña de problemas que no necesitas—

—Lo peor es que eres personal de salud Joaquín— dije ya muy molesta.

—Joss, no seas tonta, claro que valido su enfermedad, pero no creo que estés preparada para lidiar con eso—

—¿A qué edad fue eso?—

—Creo que 17 o 18 años—

—¿cómo?— respondí en shock

—Exceso de medicación. En verdad, no necesitas esto en tu vida. Hay un buen de chavas que te pueden gustar, te puedo presentar colegas—

—Joaquín, tú eres el que está mal— suspiré —Te agradezco por decírmelo, creo que no debiste, sinceramente no entiendo tu problema, déjame vivir—

—Solo quiero evitar que te estrelles—dijo gritando

—¿cómo tú?— respondí con un grito más alto. —No Joaquín, yo no soy como tú, no le huyo a los problemas, y déjame decirte que de hecho, Alicia no es un problema— abrí la puerta cuando aún no se estacionaba.

Frenó de golpe y me bajé muy molesta. Caminé a mi oficina pensando, tratando de procesar toda la información.

Mi día laboral comenzó conmigo orbitando muy lejos, tenía muchísimas dudas.