Narrado por JossRealmente, Alicia era una chica muy tierna, ocurrente y graciosa, no sabía por qué trataba de ocultarlo, tenía un encanto natural que a cualquier persona le hubiese gustado conocer.
De su viva voz, pude enterarme de varios datos, el primero, su nombre, Alicia Issabel Huerta, a sus veinte años era más madura que el resto de sus compañeros, de eso pude darme cuenta desde la práctica en el hospital.
Me contó que entró a la universidad a los diecisiete, siendo de las más pequeñas de su generación, aunque realmente me parecía más comprometida que el resto.
Alicia era hija única, muy unida a su familia, a quienes sin duda, anteponía a todo. Le encantaba leer fantasía y ficción, un poco de novela romántica y literatura inglesa.Su color favorito, el azul, su comida favorita era sin duda la pizza, aunque también disfrutaba de los tacos, una deshonra para cualquier mexicano, anteponer la pizza a los tacos.
Entre tantas cosas, recuerdo firmemente que me confesó su miedo al agua, al mar, incluso a las albercas. En ese punto de la conversación, le aclaré que a mi me daba mucha paz estar cerca del mar, escuchar el oleaje, y sobre todo el clima, me mantenía de buenas.
Alicia compartía conmigo ese gusto extraño por el calor, no pude más que sonreír por con complicidad, ciertamente no era bienvenido mi comentario cuando del clima se trataba, pues todas las personas que conocía odiaban el calor.
Alicia no fumaba ni bebía, era como el modelo de hija perfecta, aunque le dije que eso debía cambiar y tendríamos que escaparnos por unos tragos, sólo se limitó a sonreír.
Su música favorita, el pop en español e inglés, por mi parte, era un poco más bohemia, le comenté que tendríamos que ir a algún concierto local de trova, emocionada me decía que si.
Sin más, pasó el tiempo, compartiendo datos, más de ella que míos, con promesas de hacer una y mil cosas a futuro.
Salimos del café, ésta vez no me tomó del brazo, caminamos a mi coche en silencio, un silencio agradable.
—Nunca había ido a ese café— Pronunció un poco apenada.
—¿en serio?— me sorprendió bastante porque ella fue quien lo propuso.
—Sí, siempre lo veía en línea, pero no había encontrado con quien ir— mi corazón sintió un piquete como de tristeza —sé que pude ir con mis papás, pero no sé, siento que hay lugares que son especiales, es como los regalos, hay cosas que puedes comprar tu misma, y hay otras que deseas pero que alguien te las regale, no sé si me explico— me miró confundida.
—Claro, lo entiendo bien. Es como un ramo de rosas, tu misma lo puedes comprar, pero es especial si alguien te lo da— nuestra platica se había tornado un tanto extraña.
—Exacto— abrí el coche con el control, estábamos a unos metros.
Ambas subimos al mismo tiempo, ella puso música y nos dejamos llevar, dimos algunas vueltas sin rumbo fijo, disfrutando de la música, cantábamos a gritos.
A eso de las diez de la noche la llevé a su casa, nos despedimos con un beso en la mejilla, ella entró en su casa y yo me fui.
Antes de estacionarme, recibí un mensaje de texto.
"Me lo he pasado muy bien. Gracias Joss"
No había nada más, y en mí se formó una amplia sonrisa, un estado de felicidad permanente se instaló en mi.
Solo respondí lo siguiente:
"yo también A, ten bonita noche"
Abrevié su nombre con una A, aún no sabía bien por qué, pero me gustó, esperaba que no se molestara.
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Alicia en el país de Joss
RomanceAlicia, estudiante de dentista, conoce a Joss gracias a su profesor universitario, ambas descubren con el paso del tiempo que el amor puede encontrarse donde menos lo esperan.