FEMME FATALE - JENLISA G!P

CAPÍTULO 43 - INVERSO

POV JENNIE

Eran más de las dos y todavía no podía conciliar el sueño. Porque sí, obviamente era porque no había encontrado la posición adecuada para sentirme cómoda y dejarme sumergir en un sueño profundo. No, no tenía nada que ver con Lisa que estaba durmiendo en la sala, en mi sala. Porque, ¿Por qué ella sería la causa de mi estado de vigilia? Sólo que la idea era ridícula porque estaba convencida de que era la posición o porque tenía mucha hambre. Desde que apareció un pequeño monstruo dentro de mí, había estado comiendo tres veces más de lo normal. Sí, debe haber sido hambre. Así que será mejor que vaya a alimentarme si no quiero quedarme despierta hasta la mañana, especialmente porque mañana comenzaré a trabajar nuevamente el primer día.

Así que, de puntillas, me dirigí hacia la puerta girando el pomo lo más silenciosamente posible. Creo que sería vergonzoso si Lisa se despertara en medio de la noche y me viera comiendo bocadillos en la cocina. O peor aún, pensar que yo era uno de esos ladrones que husmeaban en estos barrios con clase.

Sin haberme golpeado con una mesa ni haber dejado caer ningún objeto en el estante, logré llegar al salón sumido en la oscuridad donde sólo la luz de la luna se filtraba entre las cortinas del gran ventanal. Llegó directamente a iluminar un lado del rostro de Lisa que dormía pacíficamente en el sofá. Aparentemente su posición de estrella funcionó bien con ella ya que pude detectar algunos ronquidos.

"Linda", murmuré para mis adentros sin saber que estaba sonriendo como un bicho raro en la oscuridad. Sin embargo, tuve que detenerme cuando Lisa comenzó a moverse y casi entré en pánico cuando se enderezó antes de caer de nuevo en el sofá, "Mierda, ¿fue poseída o qué?"

Sacudí la cabeza antes de reírme y me dirigí hacia la cocina. Al presionar el interruptor, ví el envoltorio de el pan tostado en el bote de basura. Inmediatamente volví mis ojos hacia el frasco de chocolate en el mostrador y, en efecto, ella no podía esperar para probar la crema casera que yo había probado hace unos días. Por enésima vez, apareció en mi rostro una sonrisa que era casi extraña. Hacía mucho tiempo que no sentía este sentimiento de excitación y júbilo. Ahora me había dado ganas de hacer una rebanada de pan untada con chocolate. Sé que no era recomendado para una mujer embarazada, pero había que darse un capricho un par de veces. Ya me costó bastante acostumbrarme a la idea de que en las próximas semanas iba a parecer un enorme oso pardo con cambios de humor.

"Lisa pensará que soy fea, eso es seguro", suspiré mientras masticaba la rebanada de pan. En lugar de disfrutar de mi comida, masticaba fuertemente la pobre rebanada de pan, víctima de mis estados de ánimo "¿Y si me encuentra tan gorda que dejará de cortejarme?" De repente, la idea de que ella volviera a ser tan fría y me tratara como a un pedazo de mierda me golpeó y me hizo llorar.

Enojada, tiré la rebanada de pan apenas comida a la basura y encendí el interruptor de la luz. Tomada por mis emociones, olvidé que pisotear el suelo sin duda despertaría a Lisa. Y asi fue, ya que estaba caminando por la sala cuando una voz ronca pronunció mi nombre.

"¿Jennie? ¿Estás bien?"

Agradecí que las luces aún estuvieran apagadas y aproveché este tiempo para secar las lágrimas que corrían por mi rostro. Qué pena si me viera en este estado. ¿Quién toleraría que una chica embarazada se enojara todo el tiempo? ¡Lisa nunca me aguantaría! Y estos pensamientos empeoraron la situación ya que estaba más enojada que en ese momento.

"¿Bebé? Oye, ¿Qué está pasando?"

Un segundo después, Lisa ya estaba parada frente a mi con una expresión de preocupación en su rostro. Es una locura cómo pude distinguir los rasgos de su rostro en total oscuridad. Casi sentí ganas de pasar el dedo por su prominente nariz y sus deliciosos labios. Esta mujer nunca sería fea porque ¿cómo era posible ser tan sexy con el pelo despeinado? Cuando finalmente recuperé mi respiración normal, bajé los ojos antes de volver a levantar la cabeza, esta vez avergonzada, al darme cuenta de lo que acababa de hacer.