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Espacio

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Damon

Miro a Tatiana que trata de mantenerse impasible con el masaje en su tobillo. Su mirada en un punto fijo, casi sin parpadear y la línea recta que forman sus labios, me indican que está reprimiendo las ganas de soltar un chillido o insultar a la mujer que hace su trabajo, muy ajena a los pensamientos que está teniendo Tatiana que, presiento, y son muy violentos.

Me mira y respira hondo antes de hablarme, bajito.

—¿Qué hora es? —pregunta con suavidad. Poco común en ella. De hecho, nunca lo hace y eso hace que me ría, revisando el celular.

—2 30 —respondo y cierra los ojos con lentitud, volviendo a recostar la espalda en el espaldar del sillón.

Apenas han pasado 5 minutos desde que la señora comenzó el masaje. Apenas es el segundo día que venimos por su tobillo.

Que dramática.

Le respondo a Braiden cuando me escribe, preguntándome si Tatiana ya vino por los masajes y hago tiempo jugando con mi celular. Sé que, si Tatiana abre la boca, solo será para insultar a la señora.

Ya pasó poco más de una semana desde ese desastre.

He estado con ella prácticamente todos los días, pero en diferentes horas. Dejó de ir a clases así que la busco en la casa o nos encontramos en lo de Delanie o Sandra.

Las cosas han estado, por suerte, tranquilas. Sigo procesando un poco la información cada vez que recuerdo todo lo que me contó Tatiana.

Wilmer al final si se fue, Ian sabrá Dios cómo está, Luke está viviendo con Braiden, y Tatiana… no hablamos más del tema, tampoco quiero presionar para que me diga cómo se está sintiendo, pero honestamente me frustra el hecho de que, las veces que la he buscado apenas está despertando con los ojos terriblemente hinchados y finge demencia quejándose del tobillo, o hablándome de cualquier cosa para desviarme y no dejar que le pregunte.

Sé que trata de mostrarse como siempre, pero noto que no está bien. Traté de preguntarle el día pasado y ayer en la noche, y solo salió con algo más para no tener que responderme.

Tendré que esperar a que ella misma explote.

Aunque, la idea no me agrada del todo. Los días siguen pasando y cada vez se acerca ese momento en el que se va a ir. Tampoco hablamos más de eso. Sé que no tiene fecha concreta aún, pero tampoco puedo dejar de pensar en eso preguntándome una y otra vez qué va a pasar luego.

Es algo que está más que seguro. Solo me comentó que sus primos ya se fueron, y eso porque la encontré llorando en una llamada con uno de ellos.

La abuela de Tatna aún sigue aquí. Tengo entendido que está esperando que Braiden de nuevo se mude, para luego, ella, comprar algo por aquí también. He hablado con ella y no quiere quedarse sola en México.

Pasan unos minutos más y la señora por fin termina su trabajo. Le paso el pago y Tatiana se levanta, apoyándose en un solo pie y con la mano en el respaldo de la silla.

—Deja que respire un poquito —me dice y la miro negando con la cabeza—. Ay, no me regañes —demanda, por mi expresión.

—Sigue con tu cosa y vamos a venir más seguido —la regaño y me mira mal.

Me pongo de pie guardando mi móvil y me acerco a ella.

—No.

Ignoro su negativa y me agacho un poco para rodear su pierna, y aunque se queja, termino alzándola en mis brazos despidiéndome de la señora.

Pisando los erroresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora