Capítulo dos - Amigas.

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La pelinegra escribía todo lo que pedía el profesor en su pizarra

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La pelinegra escribía todo lo que pedía el profesor en su pizarra. Era realmente un hombre desagradable, y encima era feo, según la opinión de Narcisa. Esta era la cuarta vez que bufaba en esta clase. Estaban en el tercer periodo y después ya tocaba el descanso/recreo/receso, algo que Narcisa ansiaba con muchas ganas.

Soplaba un poco un mechón que había sido rebelde y se había soltado de la pequeña trenza que llevaba. Miraba el reloj de reojo por quinta vez en un minuto, contaba el tiempo para que sonará el timbre y pudiera salir a por su fresca leche y su manzana. Siempre había amado las manzanas.

La voz del profesor Philips era cada vez más lenta para la joven, la cuál ahora no apartaba la mirada del reloj. Quedaban diez segundos, nueve, ocho, siete...

El timbre sonó, y todos borraron las cosas de sus pizarrones, sacaron su merienda/almuerzo y salieron al patio. Vio como Diana le indicaba que se acercara a las chicas con la mano, ella solamente asintió y se dirigió hacia allí con pasó tranquilo. Se agachó al riachuelo y cogió su leche. Volteo hacia la pelirroja y la del vestido azul, las cuales admiraban su belleza. Ella solamente las miró con una sonrisa, confundida, a lo que ellas le respondieron con una sonrisa y comenzaron a andar hacia el grupo de chicas. Josie, Jane, Ruby y Tillie las esperaban con sus almuerzos ya abiertos, y al ver llegar a las tres chicas, empezaron a almorzar.

— Oye y..Narcisa, dónde tú vives..¿Es bonito aquello? — empezó a preguntar Ruby. La italiana asintió mientras colocaba su mano en sus labios, tapando cualquier resto de comida que pudiera aparecer ahí después de haberle dado un mordisco a su manzana. Al tragar, finalmente comenzó a hablar, apartando la mano de su boca.

— Hay millones de sitios que visitar, y muchas actividades que hacer, mi favorita es la de pintura, iba con mi madre después de misa todos los domingos. — indicó la de pelo liso con aire nostálgico. — Y las tiendas de vestidos son increíbles, podría pasarme horas y horas dentro de ellas. — prosiguió, para después darle un mordisco a su manzana.

— Podría irme a vivir allí con Gilbert, y tendríamos una vida perfecta...— gimoteo está con ojos soñadores. El ceño de Narcisa se frunció y después miro a Josie.

— ¿Quién es Gilberto? — preguntó con curiosidad.

— Gilbert, se llama Gilbert. Su nombre completo es Gilbert Blythe, y es el chico más apuesto y caballeroso de la escuela. Ruby lleva detrás de él dos años, y lleva unas semanas muy triste porque se ha ido con su padre de viaje en tren. — respondió Josie, elevando un poco el tono cuando expresó los sentimientos que tenía Ruby hacia ese chico, a lo que Narcisa asintió, volviendo su mirada hacia Ruby.

— Pues si termináis juntos, seguro que es un gran lugar para vivir, quiero decir, ambos tendríais que tener ganas, pues no está precisamente cerca...pero bueno, vale la pena. — aseguró la italiana mientras tomaba las manos de Ruby, la cuál le propinó una sonrisa.

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