Narcisa es una chica italiana que se muda a Avonlea junto a su familia. Al llegar, conoce a muchas personas nuevas, pero hay un chico que llama su atención de más. El gran apuesto Gilbert Blythe tiene a todas babeando por él, y lo sabe. Narcisa, al...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Narcisa andaba sobre las hojas que crujían a medida que las pisaba. Iba camino a casa de Blythe, pues como habían quedado ella iría los jueves a las cinco a casa del jóven a ayudarle con matemáticas.
Después de unos minutos caminando, pudo divisar la casa de Blythe a lo lejos. Él, personalmente le había descrito su casa hace unos días para que cuando llegara el jueves, no se perdiera, o bueno, por lo menos no llamara a la casa de los vecinos. Al llegar a la puerta, Narcisa suspiró antes de llamar a la puerta, colocando su cesta sobre su antebrazo, esta la había traído con los apuntes de matemáticas y algún que otro bollo que compartir con Blythe.
Salió de su burbuja cuando un hombre le abrió la puerta mientras tosía con rudeza. Narcisa frunció el ceño con preocupación.
- ¿Está usted bien, señor? - pregunta un poco angustiada al ver el estado del hombre. Supuso que era el padre de Blythe por su gran parecido.
- Oh, sí, sí pequeña, no te preocupes..- el hombre fue interrumpido por otra fuerte tos. - Siento haber tardado tanto en abrirte la puerta. - se disculpa el señor Blythe, avergonzado del esfuerzo que tuvo que hacer para simplemente levantarse de la cama e ir a abrir la puerta.
- No es nada señor, enserio, discúlpeme a mí por molestar. ¿Seguro que está usted bien? ¿Quiere que le ayude a llegar a su habitación? - Narcisa se disculpó con una reverencia sofisticada, lo cual sorprendió al adulto.
- Pues, sería de gran ayuda que me ayudaras a volver a mi habitación, por favor. - accedió tímido.
- Con gusto, señor.- Narcisa agarro gentilmente el brazo del adulto y a paso lento y con algunas pausas lo guió a su habitación.
- Llamame John, por favor señorita...-
- Narcisa, soy Narcisa.- se presentó la chica
- ¡Ah! Blythe habla mucho de tí, sí, sí, ya sé quien eres...¿Vienes a ayudarle con las mates? - La joven asintió mientras dejaba al hombre cuidadosamente en la cama. Unos pasos resonaron detrás de Narcisa, pero ella no tuvo que mirar para saber de quién se trataba.
- ¿Papá? - el chico entró a la habitación apurado, los sonidos dentro de su casa lo habían puesto nervioso, pensando que su padre había tenido otro ataque o que se había caído al tratar de levantarse. - ¿Narcisa? - el rubor apareció levemente en sus mejillas.
- ¡Ah, Gilbert! Ya está aquí tu amiga, es mucho más linda de lo que me habías contado. - el hombre habló desde la cama. Narcisa soltó una leve sonrisa mientras fruncía el ceño y miraba de forma juguetona a Blythe, el cual estaba más rojo que las manzanas de su huerto. Intentó esquivar varias veces el contacto visual mientras que se acercaba a su padre, el cual lo miraba con una sonrisa.
- ¿Necesitas algo, papá? - El chico colocó su mano en la frente de su padre para medir su temperatura.
- No, no..no tengas a la chica ahí esperando. hijo. Id a estudiar. - el chci analizó a su padre, dudoso.
