Caminé por el camino de piedras hasta llegar al jardín decorada con unas hermosas flores rojas, me dirigí al pequeño templo que se hallaba en el centro de las flores.
Asemejaba un castillo con varias torres por todos lados, aunque no era tan grande, se podría decir que cabía como más de seis personas allí, al llegar a mi destino toque dos veces la puerta hasta que escuche una voz desde adentro.
—.Pasa Lee.
Un tanto insegura empuje la pesada puerta de madera hasta dejar un espacio lo suficientemente grande para poder pasar.
Adentro todo era muchas más elegante, las paredes estaban pintados de un blanco cegador decorados por flores blancas en cada estantería del lugar. Mis ojos recorrieron con entusiasmo el lugar encontrándome con la mismas flores blancas en el suelo, estaban muy bien esparcida en forma de un perfecto corazón, pétalos rojos decoraban los indicios del corazón, sintiéndome tan atraída por el espectáculo no logre darme cuenta de que alguien estaba parado justo enfrente de una mesa la cual se encontraba en el fondo de la sala.
—.Bienvenida querida— escuche una voz rasposa.
Levante la mirada encontrándome con un hombre sentado en una silla.
Con total inseguridad di dos pasos hacía atrás.
—.No me temas— hablo con tranquilidad— no es mi intención asustarle, querida.
Hablaba muy tranquilo trate de recordarlo pero aunque mi mente trataba de procesar y tratar de no alterarse, no podia.
Quise hablar pero no encontré mi voz, la desesperación estaba acumulada en mi interior, de mi boca solo salía pequeños jadeos y aunque quisiera hablar no podía.
—.¿No te gusta?— en estos momentos la desesperación habarcaba la mayor parte de mi cuerpo, y agarrándome el cuello con las manos trate de que mi voz saliera a la fuerza— hice esto para ti— señaló los hermosos pétalos.
Quise pedirle ayuda pero no podía, me sentía ahogada y el aire comentaba a faltarme, de pronto todo el lugar empezó a dar vueltas.
Lo mire con súplicas en mis ojos y mis labios desesperados por sacar aunque sea un grito, pero imposible.
El dichoso hombre se separo de su escritorio y empezó a caminar en dirección mía.
Mierda, me estoy bolviendo loca.
El no tenía pies, envés de eso su parte inferior tomaba la forma de un caballo. Sus pesuñas emitían chasqueos cada vez que se acercaba, el traje está pulcro solo en su parte superior, después de eso todo era cubierto por un pelaje negro.
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Seducción Fatal
Short StorySu familia no está pasando por buen momento, y no es para bien decir que accidentalmente tienen una gran cuenta que pagar con uno de los hombres más importantes de Italia, sumándole a eso la pobre Mavis, esta por perder a su mejor amiga, no cree que...