En un Mundo Olvidado || Historia de Apocalipsis Zombie

Capítulo 4: Fuera de Maynard

Nos encontrábamos detenidos en mitad del tráfico a las afueras de la ciudad. Faltaba poco para llegar a la autopista que nos sacaría completamente de aquí, pero, como siempre, un problema se nos había puesto en cara; uno bien puesto, llamado retén policial. Sus camionetas bloqueaban ambos lados del boulevard por donde viajábamos creando una línea que intentaba escapar, pero no una que deseara entrar. De momento esta era la única salida de la ciudad, y tal vez sin saberlo, ellos la mantenían cerrada. ¿Qué era lo que nos mantenía así?

Mi madre intentó buscar otro camino, pero el pensamiento de quedarnos atrapados entre los disturbios de la ciudad nos hizo reconsiderarlo. Lo hablamos entre todos, y pareció que la razón ganó, pues, como solución, decidimos quedarnos en la fila avanzando lentamente por el tráfico del retén. Los policías en general parecían tranquilos; resguardados detrás de los enormes automóviles con armas y munición capaz de aniquilar cualquier problema que se les pusiera encima, pero, con uno que otro manteniendo su rifle listo para disparar. No tenía peor temor en este momento que en la fantasía de que una sola orden fuera suficiente para que las usaran contra nosotros.

Cuando fue nuestro turno un oficial se acercó al carro y nos pidió que nos bajáramos de él. Unas personas en trajes médicos se nos acercaron y comenzaron a revisarnos superficialmente; ellos notaron las heridas en mí y Valeria por lo que tuvimos que explicar lo que había sucedió. Al momento de hacerlo sus rostros cambiaron a unos cautelosos, como que no nos creían del todo. Se alejaron y después de unos minutos regresaron con otro policía; hablaban de algo, pero no podía escuchar muy bien. Sin embargo, parecía que todo estaba bien, pues, creo, se veían muy poco preocupados ahora.

—Muy bien, prosigan. Sigan el camino señalado y dentro de poco llegarán a su destino. —dijo mientras hacía unas señales de manos para que pasara el siguiente carro detrás de nosotros.

—¿Nuestro destino? —suspiré mientras cerraba la puerta.

Estaba extrañado. Sí, habíamos pasado el retén... pero algo no cuadraba en esto. Me daba una leve idea del motivo de su existencia, pero, lo que no me cabía en la cabeza, era intentar descifrar por qué bloqueaban la salida de la ciudad. ¿Qué tenían planeado? Tal vez mi rostro reflejaba mi preocupación, pues, al comenzar a avanzar, la voz de Valeria había quebrado el silencio en que nos encontrábamos.

—¿James? —fue lo único que pudo pronunciar. Volteé a verla detrás de mí. Su mirada estaba llena de tristeza... y lo comprendía perfectamente.

—¿Sí?

—...nada.

Me quedé en silencio después de escuchar esa respuesta, no tenían nada más que decir por lo que decidí enfocarme en nuestros alrededores. El tráfico continuaba incluso después de pasar el retén, parecería que era eterno, pero con cada semáforo que pasábamos los autos iban desapareciendo poco a poco. Esta parte de la ciudad, a diferencia de donde nos encontrábamos hace apenas unos minutos, estaba desolada. Sin personas caminando por las calles, o en negocios, o tan siquiera con cualquiera en cualquier lado. Solo automóviles que iban a diferentes direcciones. Una diferencia entre día y noche.

Escuchaba el viento golpear las ventanas del carro. Veía árboles moviéndose fuertemente de un lado para otro. Parecía que habría una tormenta dentro de poco.

—Iremos a un lugar seguro, Valeria. Tardaremos unas horas en llegar... pero te aseguro que estarás a salvo con nosotros. —dijo mi madre, tal vez, intentando consolarla después de lo que vimos hoy. —Vamos con una hermana mía, está en una ciudad más al norte. De hecho, tal vez sería bueno irle avisando. James, ¿podrías?

—Primero sería bueno ir por algo de gasolina, ¿no? —dije mientras apuntaba al medidor en la pantalla del auto. —Serviría para tomar un respiro antes de continuar.