Capítulo 1: Un inicio

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Un día más. El sol sale, se levanta y después de unas horas desaparece.

Despierto, me limpio, desayuno, camino al campus, me siento, observo la pizarra, pongo atención y me aburro, almuerzo, camino regreso a casa, tiro mi mochila al suelo, ceno, enciendo la computadora, me aburro, enciendo el celular... me harto... y duermo.

Un día más pasa, El sol sale, se levanta y después de unas horas... desaparece.

Es una monotonía confortante y de la que no suelo quejarme; aunque, ahora, especialmente las últimas semanas, se ha vuelto un poco más presente, aburrida y molesta. Estudiantes faltando, maestros saliendo temprano, clases siendo pospuestas, los automóviles apareciendo con más frecuencia en las calles y el tráfico llegando a lo insostenible. A nadie le agrada esto, e incluso los irresponsables de la carrera les empieza a hartar el no saber si una clase se tendrá presencialmente o no.

Y estas faltas... no son nada de lo que estar feliz o agradecido.

Algo sucede en la ciudad; lo he visto en las noticias, las redes sociales, incluso como anuncios en las calles. "La nueva influenza ha llegado." es la manera en como se comparte esto. Recuerdo que hace unos años sucedió algo similar en México, una gripe aviar que no pasó a mayores. Lo de ahora tampoco es la gran cosa, que se sepa no ha muerto ni una sola persona... pero, por alguna razón, en la ciudad se han tomado precauciones bastante severas. Algunas zonas se han cerrado, prácticamente siendo una cuarentena; no son muchas, pero ese hecho ha vuelto un caos el movimiento de todos lados. La teoría más aceptada es que un turista del bajo mundo la trajo y propagó por accidente.

...al menos eso es el relato de los medios.

De momento no ha pasado a mayores, solo el empeoramiento de la movilidad. Para llegar a mi casa solía pasar por un parque con un arroyo que cruza la mitad; el lugar fue cerrado al inicio, no sé ni por qué, no es como si fuera una zona donde particularmente se juntaran personas. Las tiendas también cierran temprano y ha hecho que en más de una vez no pueda pasar a comprar el encargo ocasional que me da mi madre. Los policías que resguardan las zonas son amables generalmente, aunque ya me ha tocado ese o aquel que se le subió el poder a su cabeza y no teme en gritar o incluso detener si te acercas mucho... un amigo ya pasó una noche en una celda por eso.

Aunque, además de esta situación, en realidad la vida sigue normal; no es como si hubieran cerrado partes importantes de la ciudad. De hecho, la gente de esas zonas trabaja desde casa, por lo que no es algo tan preocupante. Tengo entendido que sucedió algo parecido en India hace unos meses... y bueno, además del mal manejo al inicio de la situación por parte de su gobierno, luego no pasó a mayores, así que es algo que me tranquiliza... pero, aun así, algo me da un poco de mala espina. ¿Debería estar asustado por esto?

No. Las noticias han repetido una y otra vez que todo está bajo control, que no hay nada de lo que preocuparse. Probablemente esto pasará y todos los recordaremos como un momento cómico donde el gobierno sobre exageró un pequeño resfriado veraniego.

Mientras pensaba en esto, entraba a mi salón. Un día más debía continuar... pero esta vez... algo era muy, muy diferente. Mis ojos se abrían más de lo habitual con cada paso que daba y veía a mis compañeros dentro del aula. Eran... solo 3. Todos muy apartados los unos de los otros. Ya me había acostumbrado a ver faltar uno que otro, era completamente normal... pero en esta ocasión, era como si hubiera venido en un día libre.

—¿No va a venir la profesora? —Le pregunté a Alfonso, el chico latino que estaba sentado en el primer pupitre.

—Si debería, no avisó nada. —Contestó sin dejar de jugar en su teléfono.

Asentí y agradecí mientras pasaba de él y me dirigía a un asiento en la mitad del cuarto; al hacerlo, pude ver como los otros 2 compañeros colocaban su mirada en mí... si, reconocía esa mirada, esos rostros, esos nombres. Los conozco desde hace varios años de aquella manera en que sé como son en la superficie, sin ningún valor más allá de eso. Es extraño... los he visto en las mismas aulas, los mismos pasillos, mismos equipos y convivios... pero... creo que sería incorrecto decir que son mis amigos. Solo los conozco... nada más. Y al parecer ellos piensan lo mismo que yo, ya que, después de observarme un instante, sus ojos regresan a sus teléfonos como si yo solo hubiera sido viento entrando por la puerta.

En un Mundo Olvidado || Historia de Apocalipsis ZombieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora